El regreso de los chicos a clases supone, entre otras cosas, que caigan en la irresistible tentación del picoteo entre comidas, conducta que en la mayoría de los casos se convierte en un enemigo para la salud, según advierten los especialistas.
En ese sentido, el pediatra Diego Montes de Oca dijo que las cifras son alarmantes, ya que “ocho de cada 10 niños comen un snack todos los días y seis de ellos ingiere uno de muy mala calidad”.
“La alimentación es fundamental y en la edad escolar es clave porque no sólo influye en su crecimiento y desarrollo si no también en su rendimiento escolar”, recalcó el especialista.
Si bien es cierto que alimentarse correctamente durante las cuatro comidas es importante, es inevitable que los chicos acudan a los snack para hacerle frente al apetito que despiertan sus largas y, en muchos casos, extenuantes jornadas.
“Debemos prestarle mucha atención al snack o picoteo entre comidas; al típico ‘mamá, tengo hambre’ de media mañana o media tarde, ya que en esos momentos los chicos tienen que tener a mano algo sano que ingerir”, explicó Montes de Oca.
Un snack sano es aquel que permite a los chicos mantener la energía gracias a sus micronutrientes (vitaminas y minerales).
En esa línea, Montes de Oca enumeró a las vitaminas A, D y B12, el ácido fólico, el hierro, el calcio y el zinc, que junto con las proteínas y fibras son esenciales para su crecimiento.
Los nutrientes que los chicos necesitan están presentes en los alimentos básicos de consumo diario, aunque es necesario conocerlos y separarlos en porciones que los chicos puedan llevar al colegio.
Esos alimentos son los lácteos firmes, frutas frescas, frutos secos, verduras y los cereales integrales, todos ellos perfectamente transportables en la mochila de los chicos.
Para que los chicos tengan a mano su snack saludable basta con preparar y poner en un recipiente de plástico o en una lanchera pedacitos de queso, trozos de manzana, de pera, frutillas o ciruelas, higos o duraznos secos.
Entre las verduras, se destacan las ramitas de apio y los trozos o rodajas de zanahoria, además de frutas secas, cereales integrales y galletas de arroz.
El pediatra explicó que los nutrientes que están en esos alimentos impactan sobre la vitamina A, que es clave para la piel, las defensas y la visión, sobre la D que previene el raquitismo y es la que ayuda a absorber el calcio, y sobre el hierro, que es fundamental en el transporte de oxígeno, la producción de la sangre, la defensa de enfermedades y el desarrollo cognitivo.
Finalmente, Montes de Oca recordó que la mejor bebida que puede tomar un niño es el agua, pese a que muchas veces es desplazada por otras opciones “mucho menos saludables”.
Telam. Publicado en YO COMO del Diario "Río Negro", 27/02/2018.
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