Viñedos San Sebastián es un claro ejemplo de los cambios que durante los últimos años tuvo la vitivinicultura regional, ya que es un emprendimiento familiar encabezado por jóvenes, que comenzó como un proyecto de elaboración casera de vinos y se transformó en una bodega boutique de elaboración artesanal.
De contar con elementos improvisados para realizar la elaboración de los vinos, la bodega fue mejorando su tecnología para contar hoy con los elementos mecánicos y técnicos adecuados, como despalilladoras y tambores de acero inoxidable, barricas de madera para la guarda de los vinos de la línea reserva y una cava donde termina el proceso de maduración de estos últimos vinos.
El proyecto apunta al crecimiento porque se prevé que para la próxima vendimia estará habilitado el nuevo espacio de la bodega, un galpón que se construyó de cero, donde se colocarán los tambores de acero inoxidable para la elaboración de vinos, un nuevo laboratorio y una sala de degustación.
El proyecto nació en 2003, cuando Farid Tello Najul con tan sólo 13 años (hoy 27) se propuso sacar provecho a las cinco hectáreas de viñedos de las chacras de sus padres, que hasta ese momento sólo eran cosechadas para ser entregadas a otras bodegas.
Con el acompañamiento de su hermano Ricardo, en ese momento de 19 años, y el de sus padres, Ricardo y Susana, se hizo la primera prueba que arrojó un jugo de uva que no llegó nunca a ser vino, pero que dio el puntapié inicial para el proyecto al que luego se sumó toda la familia.
“Este es un proyecto familiar, todos ayudan, desde los sobrinos, mis hermanas, todos en realidad participan en las distintas etapas” destacó Farid.
Si bien la propuesta comenzó con una elaboración casera, lo que significa que se pueden elaborar hasta un máximo de 4.500 litros por año, a poco de andar el crecimiento de la bodega hizo que solicitaran el cambio a elaboradores artesanales, con un máximo de 12 mil litros de vino por año.
La bodega, que comenzó con una línea artesanal, hoy mantiene los varietales de Viñedos San Sebastián que se elaboran de esa manera, aunque con algunas mejoras como la línea de vinos Chacras de Río Negro, a la que el año pasado sumaron la línea reversa denominada Lechuza.
“En la línea Viñedos San Sebastián de artesanales tenemos dos varietales que son Malbec y Merlot, son vinos frutados, frescos, de la línea joven, Trousseau rosado y Semillón Torrontés blanco. La idea es que sean cuatro vinos jóvenes, suaves, fáciles de tomar” señaló Farid.
Agregó que en cuanto a la línea Lechuza “es una línea reserva que pasa por barrica y una estiba en botella, es un poco más estructurado y es un vino para guardar”.
La empresa
“El trabajar a pequeña escala permite controlar mejor el proceso, entonces estás atrás del vino, lo seguís, y como son volúmenes chicos lo podés trabajar de otra forma, lo encubás, lo prensas, todo artesanal”, comentó Farid.
Una de las ventajas de elaborar vinos de calidad, es que la chacra cuenta con viñedos que ya tienen más de 80 años de antigüedad, y en algunos sectores están realizando una reconversión de variedades.
La bodega ubicada en Cervantes, tiene un claro contraste entre lo que es el Valle y la meseta. Precisamente se encuentra ubicada en la zona norte de esa localidad, donde las alamedas y plantaciones frutales comienzan a mezclarse con las plantas de jarillas y alpatacos, y donde la fauna autóctona como martinetas, zorros y lechuzas entre otros, forma casi parte de la vida diaria de la chacra y la bodega. Debido a la gran cantidad de lechuzas que hay en este lugar, es que se optó por darle ese nombre a la línea de vinos reserva.
Publicado en Diario "Río Negro", 10 de marzo de 2017.
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