Los peatones son los más indefensos de todos los actores que forman el tránsito en las calles de las ciudades. No los protegen paragolpes, airbags ni cascos, ni tienen bocinas para hacerse escuchar. Por eso las leyes les otorgan prioridad a la hora de circular, aunque ciñéndose a normas que no siempre cumplen, lo que se junta con el poco respeto que los conductores de todo tipo de vehículo –motorizado o no– tienen por quienes transitan a pie.
De ese combo hablan las cifras: en la Argentina, el 21 por ciento de las víctimas fatales en incidentes viales registrados el año pasado fueron peatones, cifra que sube al 45 por ciento cuando se toma en cuenta sólo a la ciudad de Buenos Aires.
La Agencia Nacional de Seguridad Vial declaró al 19 de marzo como el Día de la Seguridad Peatonal, una decisión que apunta a promover, por parte de los conductores de vehículos, el respeto de los derechos de los peatones a circular con seguridad por la vía pública.
Cada año fallecen más de 280.000 peatones en las calles y avenidas de todo el mundo, lo que representa el 22% del total de 1,25 millones de las defunciones que se producen por siniestros viales.
Peatones vs. automovilistas
En la Argentina, las inconductas en el tránsito no discriminan entre peatones y automovilistas. Sólo basta con detenerse en una calle céntrica de cualquier ciudad de la región para observar transgresiones de todo tipo, aunque en ellas quienes llevan la peor parte son los peatones.
En las esquinas en las que no existen semáforos, los automovilistas tienen la obligación de ceder el paso a los peatones, aunque son escasos los conductores que toman en cuenta esa norma y lo habitual es que ocurra a la inversa: que el peatón deba esperar el paso de los vehículos.
En las esquinas con semáforo, buena parte de los automóviles estaciona sobre la senda peatonal, obligando a quienes caminan a dar rodeos para esquivarlos. Tampoco es respetada la prioridad de los peatones cuando un vehículo dobla en una esquina, siendo frecuentes los incidentes verbales.
Pero no siempre toda la responsabilidad de los accidentes es de los automovilistas: el cruce sorpresivo, surgiendo de entre medio de los vehículos en cualquier punto de la cuadra y muchas veces sin tomar ningún tipo de precaución, suele ser una conducta riesgosa que adoptan muchos peatones.
Falta educación
A ello contribuye el hecho de que los inspectores de tránsito que dependen de las municipalidades no realizan ninguna acción que tienda a desalentar esas maniobras. Es común que esos cruces se realicen a pocos metros de ellos, sin que por ello sean advertidos por quienes deberían realizar una tarea educativa además de punitiva.
La ausencia de educación vial en las escuelas tampoco ayuda a la hora de contabilizar elementos que ayudarían a hacer un tránsito más seguro.
La expansión de la telefonía celular, junto con los de reproductores musicales le suman otro elemento de distracción, y por ende de riesgo, a los ocupantes de las calles.
El Cesvi (Centro de Experimentación y Seguridad Vial) reveló un estudio sobre 6.000 peatones: para cruzar una calle, el 76% espera en la vereda y el 24 en la calzada. El 68% cruza cuando tiene luz verde y el 28% lo hace cuando no tiene prioridad de paso. Y el 55,7% de los conductores no respeta la prioridad de paso del peatón.
Publicado en Diario "Río Negro" (Edición Nro. 24656), 19 de marzo de 2017.
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