domingo, 26 de marzo de 2017

Este año habrá que tirar más de 310.000 toneladas de peras.

Las pérdidas siguen siendo millonarias.
Este año se proyecta tirar, literalmente, algo más de 310.000 toneladas de peras por falta de oferta de calidad. Un dato que duele, más aun en un contexto de país donde una de cada tres personas es pobre.
La cuenta es sencilla. La cosecha teórica para esta especie se estimaba en 680.000 toneladas para todo el Valle de Río Negro y Neuquén, de las cuales sólo se recolectaron 520.000 y se terminaron embalando, una vez ingresadas a los galpones, poco más de 370.000 toneladas. El descarte ni siquiera la industria lo reclama.
Esos 310 millones de kilos representan pérdidas por alrededor de 240 millones de dólares, unos 3.500 trabajadores que quedan fuera del sistema y potenciales compradores en el exterior que dejan de hacerlo porque no existe la fruta de calidad que ellos demandan.
Es llamativo el desinterés de ciertos niveles de la política nacional para intentar cambiar este escenario de crisis.
La presente temporada productiva y comercial para las distintas variedades de peras muestra una clara tendencia. Factores internos y externos proyectan, en poco tiempo más, una nueva tormenta perfecta: crisis sanitaria, comercial y financiera que termina con la ruptura de la cadena de pagos.
Si bien distintos analistas argumentan prioridades dentro de esta recurrente crisis que sufre la actividad, la mayor parte de ellos coinciden en los factores que hoy están afectando al sistema:
• La producción promedio de pera está dentro de los niveles de los últimos años pero con una fuerte caída en la calidad que presenta. Según informes privados, la cosecha real, que ingrese a los galpones de empaque, se proyecta en el orden de las 520.000 toneladas, de las cuales algo más de 140.000 no podrán ser colocadas en el mercado en fresco y pasarán directamente al descarte. “Puede que lleguemos a tener un poco menos de fruta, pero a nivel global ese indicador a la baja no llegará a los dos dígitos”, confió un importante operador del mercado al ser consultado por el tema. Previo a la salida de los sellos, el sector especulaba una significativa merma en la producción, lo que definió que se bajen los estándares llegados al empaque, especulando que un menor volumen podría ser compensado con fruta de baja calidad. Nada más errado. Consecuencia del complejo contexto, en la actualidad se observa que existe un volumen importante de pera almacenada en las cámaras frigoríficas de toda la región del Valle sin saber con claridad qué estándares presenta.
• Los precios de las peras William’s de calidad en la mayor parte de los mercados se mantienen sin grandes cambios, pero este contexto no garantiza estabilidad para los retornos que percibe la actividad regional. Esto se da fundamentalmente por un tema de paridad cambiaria en destino y la ecuación de los costos internos que se presenta en origen. El mercado europeo, por dar un ejemplo cualquiera, mantiene sus cotizaciones en góndola para la fruta argentina pero, respecto del año pasado, el exportador regional recibirá menos dólares por los mismos euros vendidos ya que hubo una sensible apreciación de la moneda norteamericana en estos últimos doce meses. A su vez, en origen, esos dólares que ingresan al Valle por la venta de la fruta en Europa tienen el mismo valor en pesos que el año anterior, pero con una actividad que presenta incremento de costos superiores al 25% respecto del 2016. En definitiva, el empresario regional está percibiendo, específicamente en el análisis del mercado europeo, menos dólares respecto del año anterior, los que a su vez tienen un menor rendimiento dentro del sistema. Algo similar ocurre con el mercado brasileño tras la variación que sufrió el real en este último tiempo que, junto con una caída de la demanda, terminó por hundir en estas semanas los precios, medidos en dólares, de las cajas de peras provenientes del Valle.
• El mercado ruso, como en otras temporadas, merece un párrafo aparte. Es el principal destino de nuestra oferta exportable pero viene generando pérdidas cada vez más pronunciadas. Según datos del sector privado, los primeros envíos con los importadores estaban pactados en 15 dólares FOB (valor en puerto) la caja de pera. Pero las cotizaciones rápidamente comenzaron a bajar para ubicarse por debajo de los 10 dólares. El último barco que salió días atrás de San Antonio, con alrededor de 6.000 pallets de fruta, terminó por precipitar toda esperanza en la recuperación de precios. “Fue mucha la pera que se envío a este mercado y en muy poco tiempo. Las pérdidas son realmente alarmantes si se tiene en cuenta que, por debajo de 13 dólares la caja, la actividad comienza a registrar retornos negativos”, aseguró la fuente. A esto hay que sumarle que es mucha la fruta que ya está embarcada y que todavía no llegó al puerto de San Petersburgo para ser comercializada.
• El mercado interno y Estados Unidos se muestran poco ágiles, en especial el primero de ellos, que refleja también cotizaciones muy bajas para las distintas variedades de peras.
• La falta de financiamiento es otro de los puntos que está afectando fuertemente a la temporada. No son pocas las empresas exportadoras del sector que ya tomaron la decisión de prorrogar los pagos a sus proveedores, postergar sus obligaciones con la AFIP o a la seguridad social, como forma de financiarse transitoriamente para ganar algo de tiempo a la espera de que el escenario mejore. El problema es que no hay expectativas de que existan grandes cambios sobre la tendencia comercial que muestra la actividad para lo que queda del año, siempre hablando del comercio de peras. En muchos casos la cadena de pagos ya está cortada y son varias las firmas que evalúan, en poco tiempo más, ingresar en concursos preventivos para poder salvar sus empresas.
Sin dudas, el dilema no es simple de resolver pero claramente aquellos que tienen responsabilidad política deben actuar en forma inmediata para que el sistema no continúe con su crudo proceso de deterioro.
Segundo semestre,
la esperanza
Ya nadie duda de que las pérdidas en esta temporada volverán a ser millonarias.
Todas las esperanzas para disminuir este desgarro están puestas ahora en la manzana de calidad y la poca pera “limpia” (sanitariamente hablando) que pueda llegar a Brasil y el mercado interno en el segundo semestre del año.
Se espera que la cosecha de manzana termine ubicándose por encima de los niveles del año anterior pero con calidades inferiores.
El principal interrogante que existe para el segundo semestre está dado en la calidad de lo almacenado en las cámaras frigoríficas de la región. Un dato clave, sin dudas.

El último barco que salió días atrás a Rusia con alrededor de 6.000 pallets de fruta retrasaría una posible recuperación de precios en ese destino.

“La voracidad fiscal que hay en el país es intolerable para la actividad”.

El titular de la firma Mario Cervi e Hijos, Jorge Cervi, aseguró que la calidad de la pera que ingresó a los galpones de empaque tuvo malos rendimientos. “Observamos un nivel de descarte del orden del 27% promedio con un trabajo de preclasificación a campo importante. El año pasado este índice fue menor”, confió el ejecutivo, quien criticó con dureza la voracidad fiscal que tiene el sistema, que en muchos casos es la que impide el desarrollo de inversiones en el sector.
A continuación se transcribe parte de la conversación mantenida con el empresario.
P- ¿Hay menos pera cosechada este año?
R- Puede estimarse en algo menor cuando se la compara con la temporada pasada, pero el problema hoy está en la calidad de la fruta.
P- ¿Cómo está evolucionando el mercado de Brasil?
R- Estamos cargando más que el año pasado, pero muy por debajo de las medias de las últimas temporadas. En Brasil se está viendo una caída preocupante de precios, siempre hablando de los retornos logrados por la actividad en dólares.
P- ¿De qué caída estamos hablando?
R- Entre el 10% y 15% respecto del 2016, muy alta teniendo en cuenta la recuperación que tuvo el real frente a la moneda estadounidense en este período.
P- ¿Y el mercado interno?
R- Para la pera, sigue siendo marginal. No hay hábito de consumo en el argentino como sí existe para otras frutas que llegan a las góndolas.
P- Pero se envían anualmente alrededor de 100.000 toneladas de peras todos los años.
R- No digo que no sea importante, sino que es un mercado que no puede cambiar la tendencia de una temporada como sí lo puede hacer Brasil o ultramar cuando están bien.
P- ¿Cómo evalúa la temporada para la pera sobre el cierre de la cosecha?
R- Muy mala. Quienes apostaron a hacer volumen perderán más que aquellos que fueron algo más prudentes y embalaron poco. Volvemos a encontrarnos con el paradigma de cuanto menos pera se trabaje, menos plata se pierde. Y esto se da porque nos encontramos con un mundo en retracción. Ya el problema no es sólo nuestro, el contexto internacional dejó de traccionar sobre nuestra economía.
P- ¿Y las perspectivas?
R- Y... no son buenas, los grandes mercados tienden a cerrar sus fronteras. Puede que en poco tiempo más nos encontremos con un mundo mucho más proteccionista del que tenemos. Y eso no es bueno para nosotros.
P- ¿Qué otro factor incide negativamente en la actividad?
R- La voracidad fiscal que existe en el país es intolerable para la actividad a pesar de la eliminación de las retenciones. Hay que reformular en forma urgente el sistema impositivo. De no ser así no habrá empresa que quiera venir a invertir a la Argentina.
La mayor parte del empresariado local coincide en señalar que el freno económico internacional terminará complicando a toda la cadena frutícola.

“Las pérdidas en promedio sobre la pera fueron del orden del 40%”.

El presidente de la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén, Sebastián Hernández, volvió a criticar la falta de una estrategia estatal para parar la sangría que está sufriendo la actividad primaria. Aseguró que la cadena de pagos está cortada, ya que muchas empresas ya anticiparon a los productores que no tienen plata para poder pagar la pera que entregaron. Esto es lo que comentó el productor en diálogo con “Río Negro”.
P- ¿Cómo termina la cosecha de peras?
R- Mal, muy mal. Comenzó con retraso por la falta de tamaño. La espera terminó por afectar la madurez en algunos lotes. A esto hay que sumarle que muy poca fue la pera que se salvó de la helada y la piedra.
P- Sin embargo, las empresas señalan que las mermas no fueron tan importantes como se dice...
R- Para ellos puede ser porque tienen sistemas de controles contra helada o directamente techos en sus producciones. Pero para los productores eso es difícil de conseguir, y sin defensa estamos a la buena de Dios.
P- ¿De qué mermas están hablando?
R- Las pérdidas en promedio sobre la pera fueron del orden del 40% pero hay productores que perdieron hasta el 90% de su cosecha por las heladas. Según las declaraciones juradas hay más de 12.000 hectáreas afectadas por este factor climático.
P- ¿Qué zonas fueron las más castigadas?
R- Las que más pérdidas registraron fueron Allen seguida por Roca y Villa Regina. Pero el daño entre los productores fue general. Repito, un promedio del 40% de la producción de pera se perdió.
P- ¿Qué precios liquidaron las empresas para este año?
R- Para la pera, muy bajos. Un 50% de nuestro costo de producción.
P- ¿Qué valor?
R- Para una buena William’s hasta 3,5 pesos por kilo. El resto de las variedades, por debajo de los 3 pesos por kilo.
P- ¿Cómo ve que siga la temporada?
R- Sin cambios. Las empresas no pagan porque dicen que no tienen plata y nadie hace nada al respecto. El Estado provincial está totalmente ausente de toda esta crisis, deja que el mercado actúe y bueno... perdemos los de siempre, los productores, la cadena más débil de todo el sistema.
P- ¿Y el Estado nacional?
R- Tampoco hace nada. Esta semana llegó gente de Agroindustria de Nación para hablar sobre créditos, pero nada de eso cambia esta crisis.
PUBLICADO EN SUPLEMENTO "PULSO" DEL DIARIO "RÍO NEGRO", DOMINGO 26/03/2017.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario