La crítica situación por la que atraviesa la fruticultura regional presentó en los últimos meses su lado más oscuro, con productores sin recursos para levantar la cosecha, una baja en la cantidad de bultos exportados, empresas empacadoras con graves conflictos para el pago de haberes a los empleados, y un futuro muy incierto para la próxima temporada.
Los coletazos de la crisis también golpean de manera muy dura a empresas vinculadas a la actividad, tal el caso de los aserraderos, que hoy se encuentran en una situación terminal.
El combo generado por un panorama económico complicado, sumado a problemas sanitarios en la fruta, y merma en el volumen de producción por la afectación de granizo y heladas, incrementó la crisis de la fruticultura y con ello arrastró a las empresas vinculadas a la actividad.
La situación no es nueva para los aserraderos que en forma paralela a la crisis que en los últimos años viene atravesando la principal economía regional, han ido mermando el volumen de producción, sumado a que en especial las grandes empresas aprovechan las ventajas de adquirir elementos para el empaque en Chile, donde el costo es mucho menor al local.
Muchos aserraderos se encuentran hoy en la disyuntiva de continuar “aguantando” la situación para llegar a la próxima temporada, aplicando medidas de reducción horaria y salarial para los empleados, o bien pensando directamente en cerrar sus puertas.
Si bien desde hace varios años las empresas de este rubro vienen insistiendo ante el gobierno provincial y nacional en la necesidad de contar con programas de ayuda para continuar en actividad, las respuestas logradas hasta el momento han sido nulas.
También para los aserraderos de la zona del Alto Valle y del Valle Medio existen realidades diferentes, aunque todos se ven afectados por la baja en los volúmenes de producción y venta, debido a que no son más de diez las empresas de este tipo consideradas “grandes” por los volúmenes de producción que pueden realizar, mientras que como contrapartida están los pequeños aserraderos, en su mayoría emprendimientos familiares, que con un bajo volumen de producción y la realización de envases que se utilizan para el mercado interno pueden llegar a sobrevivir.
El sombrío panorama que se presenta para los aserraderos regionales fue planteado hace pocas semanas atrás en Villa Regina en un encuentro de empresas con el titular del Ministerio de Agricultura de la provincia, Alberto Diomedi, el titular de la secretaría de Trabajo, Lucas Pica, en la que también participaron legisladores del circuito Alto Valle Este.
“Atento a la grave situación que atraviesa la actividad frutícola de la zona del Valle de Río Negro y Neuquén donde han disminuido notoriamente las exportaciones de frutas frescas y de jugos concentrados en la temporada 2015 / 2016 en un 30 por ciento y en la temporada 2016 / 2017 se estima en un 60 por ciento de lo que se exportaba en 2013/2014, consecuentemente ha bajado la compra de los envases que producimos para toda nuestra rama de actividad, provocando con ello un quiebre en la cadena de compra y de pagos”, apuntaron en una nota que entregaron en ese momento a los funcionarios provinciales.
Estimaron al mismo tiempo que se redujo en un 40 por ciento la venta de envases para la exportación, mientras que fue prácticamente cero la venta de bins para la exportación de jugo “por el cierre intempestivo de la empresa Jugos del Sur S.A. de Centenario y Sower S.A. de Neuquén”.
“En la zona, además, afectó a todos la salida de Expofrut SA que cerró sus plantas de Roca y Allen, Moño Azul que cerró General Roca, y otras tantas empresas medianas y chicas que directamente no terminaron la cosecha y no compraron envases”, apuntaron.
“En lo inmediato necesitamos conseguir apoyo económico para pagar los haberes atrasados y estamos abocados a mejorar las ventas de nuestros productos para llegar a la próxima temporada o en su defecto nos veremos en la obligación de suspender al personal en forma completa hasta el año siguiente”, agregaron al detallar la situación de los aserraderos de la zona.
Materia prima.
450
pesos es el costo estimado que pagan hoy los aserraderos por la tonelada de álamo en pie, y 700 pesos puesta en el lugar.
Eduardo Sandoval e Hijos (Parque Industrial 1)
“Esta temporada no vendimos casi nada. Hubo poca salida de jaulones y bins no vendimos. Nosotros trabajamos de forma conjunta con Patagonia Envases, quienes hacen el armado de los productos. El año pasado llegamos a vender hasta 1.000 jaulas por día, pero esta temporada alcanzamos las 3.000 en el mes. Patagonia Envases trabaja para empresas grandes –como Moño Azul–, por lo que es material que tiene que ir tratado. En nuestro caso, trabajamos más que nada como aserradero. El precio del jaulón está en 25 pesos, y el del bin en 750. Cuesta bastante conseguir materia prima, pero nosotros estamos comprando a Expofrut, por ejemplo, que vendió algunas de sus chacras y de ahí conseguimos.”
Eduardo Sandoval, encargado.
ROL-MAR
(Parque Industrial 1)
“En comparación con algunas anteriores, esta temporada estuvo bastante floja, porque los galpones no compran o los que compran no pagan. Nosotros, que somos una empresa chica, vendemos a empresas y a algunos productores cuando está el carozo; sucede también que los galpones hacen la temporada y paran. Estamos más o menos, y viendo como sigue todo. Nosotros trabajamos sólo con jaulas para el mercado interno, y varía el precio de acuerdo al producto. Actualmente, se está cobrando unos 18 pesos. En el caso de la materia prima, arreglamos con los galpones que nos traen las tablas, o vamos comprando, ya que siempre conseguimos a través de un tercero, que nos trae el material para la producción.”
Ramón Nardones, encargado.
Pocas alternativas de diversificación.
Para los aserraderos de la región las posibilidades de diversificar su producción se encuentran más que acotadas, ya que en muchos casos exploraron distintas alternativas en los últimos años, aunque con los mismos resultados.
“Durante algunos años hice la venta de envases a empresas del noroeste del país, pero también en ese caso ya no es posible ingresar a ese mercado, hemos hecho tablas para la construcción, pero en este momento también es un rubro que se encuentra parado”, apuntó Daniel Rigatto, propietario de uno de los aserraderos con mayor volumen de producción en el Alto Valle.
Héctor Prieto también hace una década hizo una importante inversión ampliando su aserradero en Villa Regina para incursionar en la fabricación de laminados de álamos. “Hoy ese sector se encuentra parado. Somos una de las cuatro empresas que hace este tipo de trabajo en el país y estamos todos en la misma situación”.
“Los aserraderos más chicos hoy se dedican a fabricar jaulas para el mercado interno, algo que nosotros no podemos hacer porque tenemos otro tipo de costos por la cantidad de personal a cargo y los volúmenes de producción que manejamos. Si nos dedicamos a ese tipo de producción tenemos que cerrar en un mes”, comentaron.
Nazareno Olivetti, que tiene su aserradero en Allen y preside el Centro de Industriales de la Madera de Río Negro, insistió en que “el panorama es muy complicado, en mi caso encontré como alternativa la construcción de casas de madera y en pocas semanas más comenzaré con la producción de puertas; pero todo significa una importante inversión para reconvertir”.
Como alternativa de asistencia para el sector incluso se planteó a la provincia la producción de 10.000 bins para que sean adquiridos por los productores a través de los programas de Río Negro Fiduciaria, pero tampoco obtuvieron respuestas favorables en este sentido.
Altos costos y fuerte caída en la producción.
Hace una década atrás, cuando empresas como Moño Azul y Expofrut contaban con aserraderos propios, en la región se llegaron a producir 8 millones de jaulas tipo estándar para la exportación de peras. Hoy ese volumen está por debajo de la mitad.
A esta caída productiva se suman los altos costos que enfrenta la actividad que tiene una ocupación de mano de obra intensiva. Por la situación de crisis que atraviesan en su mayoría los aserraderos están ocupando menos del 50 por ciento de la cantidad de personal necesario.
A los altos costos productivos se agrega una fuerte carga impositiva con el pago de IVA que anteriormente era diferencial con un valor del 10 por ciento y se encontraba exentos del pago de Ingresos Brutos. También el costo de energía eléctrica para el funcionamiento de la maquinaria tuvo un incremento del 50 por ciento entre enero y abril de este año.
De acuerdo a los cálculos realizados por los propietarios de aserraderos, la compra de álamos para trabajar tiene un costo que varía entre los 450 pesos la tonelada en pie y los 700 pesos la tonelada puesta en el aserradero.
En tanto el costo de producción de un bins para fruta ronda los 800 pesos, y el utilizado para la exportación de jugo concentrado orilla los 100 dólares.
“Las empresas aprovechan las ventaja de comprar los bins para jugos en Chile, donde tienen un costo de producción de 85 dólares, y como entran al país bajo la figura de admisión temporaria, no tienen ninguna carga impositiva y sólo deben sumar el pago del flete y 3 por ciento de estadística. Así y todo el costo es menos que acá”, apuntaron.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 07/05/2017.
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