martes, 7 de marzo de 2017

Se recupera el alma cervantino. La Municipalidad pone en valor y recupera el alma de uno de los tesoros que tiene nuestra ciudad, nuestro patrimonio histórico y cultural que es el sistema de riego que implemento Blasco Ibáñez al fundar la “Colonia Cervantes”.

Anteriormente se había puesto en valor la oficina donde el escritor y fundador de nuestra ciudad trabajaba diariamente y donde funciona actualmente la Secretaria de cultura Municipal.
Vicente Blasco Ibáñez nació en Valencia (España) el 29 de enero de 1867 y murió en Menton (Francia) el 28 de enero de 1928, cuando iba a cumplir 61 años, hijo del comerciante Gaspar Blasco y de Ramona Ibáñez, ambos de origen aragonés.

El escritor valenciano dejó España en mayo de 1909, a unos días de que se inaugurara en Valencia la Exposición Regional. Desde esa fecha hasta 1914, en que empieza la Guerra Mundial, se inscribe su etapa argentina, aventurera, idealista, que oscila entre el clamoroso éxito de las muy bien pagadas conferencias que pronunció en los grandes hoteles de Buenos Aires y, más tarde, su apasionada integración en la aventura de cambio y desarrollo que la nación argentina estaba protagonizando.


Entre 1909 y 1914 hizo cuatro viajes Europa-Argentina, escribió "Argentina y sus grandezas", editada por Sempere en Valencia y desplegó sus propios planes, negociando con el Gobierno argentino, en un país que había construido rápidamente enormes hoteles portuarios para dar refugio a los emigrantes que llegaban por cientos cada día.


El 6 de junio de 1909 llegó al puerto de Buenos Aires invitado por el presidente José Figueroa Alcorta para las fiestas del centenario.
“Lo esperaban más de 10.000 personas que, en agitada aglomeración, siguieron el coche que lo condujo desde el desembarcadero de la dársena norte hasta el Hotel España”.


El 4 de octubre de 1910 por decreto del Poder Ejecutivo le concedieron 2.500 hectáreas en la Colonia General Roca.
Sobre esa base fundó la Sociedad Cooperativa de Irrigación Colonia Cervantes y emprendió la tarea de traer inmigrantes valencianos.
Viajó a su país con ese encargo y al poco tiempo llegaron 25 familias con cerca de 150 integrantes.


Puestos al trabajo, en un clima de duras penalidades, introdujo tractores de motor a cadenas, entonces máquinas de última generación, para roturar el suelo nivelaron 1.800 hectáreas y excavaron un canal de riego desde el río Negro. Instalaron bombas de agua –cuyos restos están a la vera de la Ruta 22, (Las que hoy se recuperan), pero no dio el resultado que se esperaba, a esto se sumo que el dinero prometido por el gobierno nacional para la construcción de sus casas no llegó nunca, los contratistas no cumplieron lo acordado y la empresa fracasó. Blasco Ibáñez se va de la región en 1913 tras vender todas sus propiedades a José María Rosa, regresando a Paris para contar la Guerra Mundial en el periódico que había fundado y escribir "Los cuatro jinetes del Apocalipsis".

Pero muchos colonos de, Alicante y Orihuela, que empezaron a hacer las maletas para embarcar aquel 31 de diciembre, echaron raíces en la nueva tierra y no regresaron nunca, entre los que se mencionan apellidos como Saval, Maset, Ferrer, Garrido, Villaba, Latorre y Peixo, se quedaron en lo que más tarde se llamó Colonia Cervantes y hoy, sólo Cervantes.

El canal de riego con la estructura actual llegó, finalmente, en 1921.


Vicente Blasco Ibáñez nunca olvidó su estadía en el Valle, cuyo arribo fue patrocinado por un presidente de la Nación.
Se trata, pues, de un caso poco común; uno de los más importantes escritores de habla española de fines del siglo XIX y principios del XX designó a un pueblo con el nombre de otro escritor, el más grande novelista de todos los tiempos: Miguel de Cervantes..
Blasco Ibáñez Se graduó de abogado en 1888, aunque prácticamente no ejerció su profesión.


Opositor a la monarquía, estuvo preso varios meses durante 1896.


Fue diputado en representación del Partido Republicano entre 1898 y 1907.


Su tarea como escritor lo ubicó en el sitial más destacado de la literatura de lengua española.


La obra más difundida, “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” (1916), se constituyó en uno de los primeros best sellers a nivel mundial y figura entre las cien mejores novelas publicadas en nuestro idioma durante el siglo XX. La única obra que escribió sobre nuestro país, “Argentina y sus grandezas”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario