sábado, 1 de abril de 2017

LOS TEATREROS (DE LA HORMIGA CIRCULAR) RECIBEN ACÁ, AÑO A AÑO, GRUPOS DE DIVERSOS LUGARES, CADA UNO CON SU CULTURA, SU FORMA DE VER Y HACER EL TEATRO. SIN QUERER, VAN ARMANDO UNA REPÚBLICA TEATRAL”, La Hormiga Circular reflexiona en una “república” teatral. La cooperativa teatral reginense esta noche estrena en su sala “La república análoga (Comedia republicana)”, una obra de Arístides Vargas.

LOS TEATREROS (DE LA HORMIGA CIRCULAR) RECIBEN ACÁ, AÑO A AÑO, GRUPOS DE DIVERSOS LUGARES, CADA UNO CON SU CULTURA, SU FORMA DE VER Y HACER EL TEATRO. SIN QUERER, VAN ARMANDO UNA REPÚBLICA TEATRAL”,

La Hormiga Circular reflexiona en una “república” teatral.


La cooperativa teatral reginense esta noche estrena en su sala “La república análoga (Comedia republicana)”, una obra de Arístides Vargas.

El gran elenco de la Cooperativa de Trabajo Artístico La Hormiga Circular Ltda abre el 25 Circuito de Teatro con “La república análoga”, el miércoles próximo cuando ocupará al escenario del Centro Cultural de Cipolletti; el 6 estará en Sala II de Casa de la Cultura de Roca; el viernes en el Teatro El Galpón de Luis Beltrán y el domingo 9 en el Teatro de la Barda en Río Colorado, funciones todas a las 21:30.
“La república análoga (Comedia republicana)” es de Arístides Vargas, la misma obra que se montó en septiembre 2015 en el Teatro Nacional Cervantes con Vargas y elenco federal, dirigida ahora, en otra versión, por Guillermo Troncoso con nueve actores en escena, más equipo creativo y técnico; también subirá al renovado escenario reginense de 9 de Julio 124, hoy a las 22 como parte de los festejos por los 30 años de quehacer teatral ininterrumpido de la Cooperativa.
“Río Negro” reunió en casa de Carlos “Garza” Bima, mientras comenzaba un aguacero en la región, al anfitrión, a su compañero de escenario Claudio Granados, y al director mendocino responsable de la puesta, con quien emprendió el diálogo.
GUILLERMO TRONCOSO- El proceso lo iniciamos en diciembre del año pasado y lo desarrollamos en tres etapas. Cuando vine por primera vez a Regina, los muchachos ya habían tenido una lectura con la asistente dirección, Carol Yordanoff que vive en Plottier. Ella hizo un trabajo excepcional reemplazándome y siguiendo el plan que yo iba dejando acá con los compañeros. Mi segunda vuelta fue en enero, a partir del 6, aprovechando las vacaciones para que todos concordáramos. No es fácil lograrlo por las actividades que cada uno tiene... Y la tercera comenzó hace dos semanas, ajustando las últimas escenas para estrenar la noche del sábado (por hoy). Fue un procedimiento muy bueno porque con Carol planificamos cada uno de los encuentros, los ensayos. Y a la par, trabajando desde un principio con Mariana Gutiérrez (escenoplástica y vestuario).
P- ¿Qué dificultades supone trabajar con “Garza”, quien ya hizo la obra con otro elenco en el Cervantes y de gira nacional?
GT- Por la visión que yo tenía del montaje, sabiendo cómo producen en La Hormiga y hacia qué público va dirigida la propuesta, hablé con él en los inicios considerando que ya sabía todo lo referido al texto y la acción. Respeté mucho su composición del personaje (Sr. Torres) porque tranquilamente iba a cuajar en esta nueva etapa de “La república análoga”. Sí, claro, variaría en algunas cuestiones de la puesta. En la interpretación, su rol estaba compuesto, pero en la relación con los compañeros, ellos seguro iban a proponer otros aspectos interesantes para la pieza de Arístides. “Garza” colaboró para poner cierto ritmo en cada una de las escenas y sobre todo porque su personaje abre la obra, todos se encuentran en su casa.
P- ¿Cuánto hay de esa “República” en nosotros argentinos, ahora?
GT- En estos momentos tiene un significado muy pero muy importante. Vos conocés el teatro de Arístides, y cuando el 24 de marzo estábamos ensayando, los textos resonaban de otra forma en nosotros, a través de la memoria. La obra plantea cómo los personajes quieren crear una república y no lo logran justamente porque no se ponen de acuerdo y porque la memoria está presente en ellos, constantemente. De todo lo vivido y de lo que habría que cambiar. Esas cosas imposibles.
El material es muy actual en los tiempos que vivimos... Uno de los personajes dice: “Yo creo que es importante ser defraudados”. Y en esta época, lo estamos todos. Cuando comencé a trabajar con los nueve actores y actrices, pedí a cada uno presentar una especie de biografía de su papel, para conocerlo. Y después, ver cómo va a resonar con los demás, en escena. Son muy diferentes entre sí, algunos revoltosos, otros de armas tomar, ecologistas, y van creando una gama necesaria para gestar esa república.
P- Tenés una particular predilección por las creaciones de Vargas. En la última Fiesta Nacional del Teatro en Tucumán, dirigiste “La edad de la ciruela”, por caso.
GT- Es verdad. “La república...” fue escrita en 2010, dentro de un proyecto artístico de Ecuador, Argentina y Bolivia para conmemorar el Bicentenario de la Independencia, y él me convocó porque quería hacerla con actores de diferentes países. Ahí yo tengo el primer contacto... Hace dos años la trajo al país con una idea federal, donde cada actor era de una provincia distinta, Río Negro, San Juan, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Buenos Aires, y Rubens Correa aceptó el desafío de dirigirla con producción del Teatro Cervantes. Luego surgió la posibilidad de montarla en los treinta años de La Hormiga Circular y los festeja con una obra que habla de la historia, donde también se sugiere que vivimos en un eterno ensayo. Sus teatreros reciben acá, año a año, grupos de diversos lugares, cada uno con su cultura, su forma de ver y hacer el teatro. Sin querer, van armando una república teatral. Lo que me parece fantástico. Sí, estoy ligado con el teatro de Arístides, desde que hice en 2001 una versión de “La edad de la ciruela”, junto a Rubén González Mayo en Mendoza. Y sigo transitándolo porque en agosto, empiezo a ensayar en Mendoza “De cómo moría y resucitaba Lázaro, el lazarillo”.

Publicado en Diario "Río Negro", 1º de abril de 2017.

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