No es novedad. Río Negro tiene una fuerte presión de su deuda y su partida de personal. La innovación está en que el presidente Macri –apuntalado por Frigerio– arrincone al gobernador Weretilneck con exigencias de reformas estatales. Nación garantiza mensualmente un adelanto de coparticipación que sirve al inicio del pago de salarios y la Provincia requiere de instrumentos para sus vencimientos de pasivos. Poco espacio para rebeldías.
Otra originalidad fue el reconocimiento de Weretilneck de la imposición de Nación. Utiliza, en realidad, esa reclamación para fraguar a los gremialistas y preparar a los estatales.
El último decreto de contención del gasto, de hace un año, se diluyó a las semanas. Su primer retador siempre es el gobernador. Ahora, frente al presidente, asumió el cometido de controlar el costo salarial. Parte de la charla reincidió en las paritarias y los aumentos “posibles” para el 2018 .
Weretilneck advirtió la embestida con el aumento de Ingresos Brutos. Frigerio le cuestionó el alza expeditiva cuando se preveía bajar la presión fiscal. El rionegrino esgrimió su defensa. La crítica se repitió en la Mesa Frutícola del viernes cuando el ministro Luis Etchevehere retomó el tema impositivo y remarcó que Río Negro “debe hacer los deberes”. Silencio pleno del partícipe provincial, el ministro Alberto Diomedi. Ni el gabinete se adueña de los planes del gobierno.
Regina será un impensado ensayo. El 15 de abril elegirá al intendente que concluya el mandato de Daniel Fioretti. Hoy gobierna el justicialista José Rayó, empujando la postulación de Carlos Vazzana, exlegislador y hoy su secretario de Gobierno.
Vazzana buscará su revancha: finalizar el período de quien lo superó en el 2015 por tres votos. Antes deberá quedarse con la candidatura del PJ-FpV que tiene otros interesados: el presidente del bloque de concejales, Domingo Vallejos; el titular del Consorcio de Riego, Diego Barenghi, el exedil Daniel Menegón y, posiblemente, el exlegislador Eduardo Cailly.
La oposición confía que la supremacía justicialista se complique con la solapada disputa del legislador Luis Albreiu y Vazzana. El mandamás del PJ, Martín Soria, no quiere alteraciones y ratificó que habrá internas, buscando su ordenamiento. Una victoria reginense apuntalaría su marcha provincial.
En Cambiemos se impone el criterio de la construcción propia, fomentada por Sergio Wisky. La confluencia con Weretilneck es algo para adelante, dicen. Así, el diputado analiza el candidato para Regina y, para eso, realizan un sondeo, sumando opciones extrapolíticas suyas y otras acercadas por el presidente de la UCR, Dario Berardi, como la del concejal Carlos Rodríguez o el dirigente Gustavo Gallardo.
Weretilneck comparte ese presente desamor con el macrismo local. “Ya no estamos en octubre y falta ver cómo lo afectará las últimas medidas”, superpone. Por eso, en Villa Regina irá solo pero no será con su partido. Juntos aún no fue registrado en Río Negro y deberán recurrir a la Alianza, con los sellos del MPP y Redes.
La participación tuvo su resistencia. La dirigencia reginense sabe de las limitaciones después del capítulo Fioretti. Así, los diputados Oscar Díaz y Silvia Morales se corren y promocionan a los ediles Sandra Quiroz y Cristian Aristan. La resolución –como siempre– será de Weretilneck. Y ya solicitó una encuesta y planea avanzar con una mujer. ¿Ella será Marcela Ávila, exsecretaria de Albreiu y hoy del equipo de la Agencia de Recaudación?
El mandatario tiene un propósito central: ensayar en un medio disperso y probar qué ocurre con los votos sueltos en un entorno de predominio justicialista. Será la prueba para resolver estrategias y negociaciones provinciales.
Regina trae raros condimentos. Esa marcha se embarullará –este inicio de año– con los conflictos del Estado y la renovada idea nacional de la central nuclear. Un tiempo colmado de tensiones.
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