jueves, 25 de enero de 2018

VINOS RIONEGRINOS DEL ALTO VALLE ESTE: Bodegas reginenses se reinventan para continuar. Sólo quedaron dos en pie en la localidad y se pusieron como objetivo mantener el sello que las distinguió por años. Están en pleno proceso de adaptación a las exigencias de la actualidad.

Bodegas reginenses se reinventan para continuar. 
Sólo quedaron dos en pie en la localidad y se pusieron como objetivo mantener el sello que las distinguió por años. Están en pleno proceso de adaptación a las exigencias de la actualidad.


Reinventarse; adaptarse a lo que los consumidores buscan, pero sin dejar de lado las raíces. Esa es la apuesta de las dos únicas bodegas en producción que tiene Villa Regina, que lograron sortear las dificultades que surgieron en el camino para hoy continuar con la elaboración de vinos con sello propio y reconocimiento a nivel regional.

Las bodegas Vecchi y Favretto, son emprendimientos familiares que tuvieron que dejar de lado el elaborar millones de litros de vino de mesa, para producir un volumen reducido de vinos de calidad media y alta, mientras mantienen la producción de vinos que se comercializan en damajuanas.

Fue una apuesta difícil la de reinventarse, aunque optaron por este camino hace varios años atrás con la elaboración de vinos de mejor calidad que implicaron el tener que reconvertir viñedos apostando por varietales requeridos por los consumidores e invertir en maquinaria adecuada para avanzar en ese sentido.
Villa Regina fue una de las ciudades pródigas en viñedos y bodegas en la provincia durante la denominada “época de oro” de la vitivinicultura regional. Durante esos años, que comenzaron en los albores del siglo XX y se mantuvieron hasta la década del 80, Río Negro contaba con unas 300 bodegas elaboradoras de vinos comunes de mesa.
En Villa Regina las bodegas llegaban a 30, algunas de ellas elaboraban varios millones de litros de vinos de mesa anuales que no solo se vendían en la región, sino que también se comercializaban fuera de la provincia, tal es el caso de la bodega Picotti que fue uno de los emblemas de la zona, y la bodega Fedalto, que dejó de producir este tipo de vinos solo hace unos pocos años atrás.
“Hubo que hacer una fuerte apuesta en la reconversión, invertir una suma importante de dinero en la compra de máquinas y la plantación de varietales, porque continuar con los vinos comunes de mesa era ir a la desaparición”, señaló Gustavo Favretto, quien hoy encabeza la bodega de es el nombre que fue creada hace casi 70 años atrás por su abuelo Ferrucio Favretto.
La elaboración de vinos comunes de mesa fue el gran motor para la vitivincultura regional, que a partir de fines de la década del 70 y durante la del 80 comenzó con su caída por que los productores que tenían viñedos comenzaron a erradicarlos para plantar peras y manzanas. El cambio obedecía a que el valor de la uva era ínfimo en relación al costo de producción; algo similar a lo que hoy ocurre con la fruticultura.
En aquellos años, en la provincia había unas 18 mil hectáreas implantadas con uvas y Río Negro se posicionaba entre las cuatro primeras provincias en cantidad de viñedos. La superficie implantada con uvas para vinificar hoy llega a las 1.500 hectáreas, se redujo en unas mil hectáreas en la última década, pese a que hubo intentos de parte de la provincia para incrementar la cantidad y calidad de los viñedos.
“Las bodegas que continúan trabajando en la actualidad lo hacen con producción propia, son muy pocos los productores que tienen uvas para vinificar, además los precios de las uvas, sobre todo las que son de buenos varietales y de calidad, están por las nubes”, agregó Favretto.
Comentó que “así como en la década del 80 se erradicaron viñedos para poner peras y manzanas, este es un buen momento para hacer el camino inverso. El año pasado se llegó a pagar 15 pesos el kilo de uva. El problema es que hubo poca producción, varios productores que tenían viñedos fueron afectados por granizo y heladas”.
Por otra parte, apuntó que las dos únicas bodegas que continúan trabajando en Villa Regina, apostaron por la producción de vinos de media y alta gama que se comercializan en la región, en gran medida porque si bien anteriormente elaboraban vinos comunes de mesa, estos ya contaban con el reconocimiento de los consumidores por su calidad.
“Hoy es muy difícil poder llegar a competir en otros mercados más importantes. Muchas veces ofrecemos nuestros productos en otros lugares, pero aunque los reconocen por su calidad, es complicado competir con otras bodegas de mayor volumen de producción”, indicó Gustavo Favretto.
Por caso mencionó que a nivel nacional existen unas 700 bodegas, algunas de las cuales tienen más de 40 etiquetas de distintos productos. “Esto hace que tengamos una oferta de más de 8 mil vinos, donde nuestras bodegas tienen que insertarse y competir” apuntó.
En cifras
18.000
hectáreas con uvas para vinificación existían en las décadas del 70 y 80 en toda la provincia de Río Negro.
70
años está por cumplir la tradicional bodega que proveyó de vinos a la región.
300
bodegas elaboradoras de vinos comunes llegó a tener la provincia de Río Negro hace varios años. Hoy casi no quedan con esa característica.
Dejaron de producir millones de litros de vino de mesa y pasaron a menores cantidades de otros de calidad media y alta.
Reconversión a fondo de viñedos y máquinas.
Para comenzar a elaborar vinos de mayor calidad, las bodegas tuvieron que iniciar el proceso de reconversión de vides. La gran mayoría de los viñedos que estaban plantados en la zona correspondían a uvas comunes que permitían elaborar los vinos genéricos.
Este proceso de reconversión de plantaciones se dio durante los últimos diez o doce años, con la implantaciones de varietales acordes a las exigencias del mercado.
A su vez otra gran tarea estuvo relacionada a la modernización de equipos. “Para elaborar los vinos de mayor calidad hubo que comprar moledoras nuevas, nuevas piletas y filtros entre otros equipos”.
“En 2008 todas las bodegas accedimos a una línea de aportes que se implementó desde el gobierno nacional, que permitió adquirir estos elementos, pero otra parte los bodegueros tuvimos que hacer nuestra inversión”, agregó Gustavo Favretto.
Indicó que pese al incentivo que se puso en marcha en aquel año, posteriormente no hubo nuevas líneas de aportes o programas crediticios desde el gobierno nacional para el sector vitivinícola, para continuar con el proceso de reconversión.
Todo ese esfuerzo los mantiene en pie en la actualidad.
“Para elaborar los vinos de mayor calidad hubo que comprar moledoras nuevas, nuevas piletas y filtros, entre otros equipos”. Gustavo Favretto, responsable de la bodega de la familia.
Fotos: Néstor Salas.
Publicado en Diario "Río Negro", 25 de enero de 2018.

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