lunes, 8 de enero de 2018

Centralismo.

La reforma tributaria derogó el inciso d) del artículo 7º del Capítulo I (Combustibles Líquidos), donde se exceptuaba del pago del Impuesto a la Transferencia de los Combustibles (ITC) a los consumidores de las provincias de Neuquén, La Pampa, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, la Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Esto significa un aumento -a partir del 1 de marzo- en el precio del gasoil – combustible fundamental para la producción y toda la actividad agropecuaria y frutícola rionegrina, sin embargo no se escucharon voces contrarias a la medidas. Ni del gobernador y sus ministros, ni de legisladores (a execpción de María Emilia Soria y Martín Doñate) y lo que es más significativo aún, es que tampoco protestaron los senadores Miguel Pichetto, de Río Negro y Guillermo Pereyra, de Neuquén, que fueron precursores de la medida allá por el 2015.
Silencio significativo. Ambos senadores y los gobernadores patagónicos -como Weretilneck- trabajaron para aprobar el paquete de leyes que pedía el Presidente Mauricio Macri y la sensación frente a estas medidas que afectan directamente al sector de la producción de la patagonia, es como “el agradecimiento de la vaca empantanada”.
No es nuevo el centralismo en el que resuelve la política el gobierno nacional y no es nueva su sensibilidad a los reclamos de la provincia de Buenos Aires, ya que el pedido de aumentar el precio de los combustibles a la región, proviene de los estacioneros de combustibles bonaerenses que aducen pérdidas de ventas en las zonas fronterizas donde se aplican tarifas diferenciales.
Centralidad. Y no sólo fue la reforma previsional (que apoyaron gobernadores y legisladores) para extraer más de 100 mil millones de pesos al sistema para resarcir a la provincia de Buenos Aires por el Fondo del Conourbano, sino que también se avanza en distintos sentidos y en prejuicio del resto del país.
Cayó en desuso la reivindicación federalista. Hay una especie de falocentrismo en esa figura que se levanta en la avenida 9 de Julio y Corrientes en la ciudad de Buenos Aires. Un símbolo fálico de poder que atrae.
Tampoco se trata de unitarismo, sino de centralidad política donde desde los despachos gubernamentales hay una mirada direccionada a la llamada “zona núcleo”, salvo en actividades como la minería y otras excepciones que confirman la regla, “sólo existe lo que se ve”. Ni siquiera el tan promocionado Plan Belgrano llevó proyectos para centro-noroeste del país. En el caso de la Patagonia es mucho peor y hasta el momento la mayoría de las medidas afectan a las provincias del sur del país y sus economías.
Río Negro es testigo de esta situación. El Plan Patagonia ni siquiera tiene recursos previstos en el presupuesto, el presidente viaja de descanso a Villa la Angostura o al Lago Escondido, pero las medidas tomadas por su gobierno están lejos de sumar proyectos para la región o medidas de promoción. Al contrario, llegan manzanas de Chile, peras de China y carne de cerdos de Estados Unidos. También se puede recordar al proyecto de levantar la barrera sanitaria del río Colorado a pedido de La Anónima, de fuertes vínculos con funcionarios del gabinete nacional. A esto se suman alrededor de 200.000 rionegrinos entre jubilaciones, pensiones, Ayuda Universal por Hijo y otras asignaciones afectados por la nueva ley previsional.
Pero si llegan a preocupar estas medidas que afectan a la región y fundamentalmente a la fruticultura que de por sí transita por una grave crisis, donde además disminuyeron las exportaciones por el puerto de San Antonio Este, también llama la atención el mutismo y pasividad del gobierno provincial, más aún cuando Juntos Somos Río Negro insiste en que su propia existencia se corresponde con la defensa de los intereses de la provincia y de los rionegrinos.
Nada justifica el silencio. Ni la estrechez económica, ni una reprimenda de la Rosada o la especulación política-electoral. Al menos merecía una comunicación oficial a la que tan proclive se muestran en temas menores.
También es cierto que muchas veces es difícil seguir la lógica presidencial. Macri va a Chubut a visitar el parque eólico en defensa de las energías renovables, limpias y no contaminante y para Río Negro propone la planta nuclear en la costa marítima, sin olvidar la posible reactivación la mina de Calcatreu, al sur de Jacobacci, con el desarrollo de la minería con utilización de cianuro.
Quizás también el silencio encuentre como justificación que este aumento en el gasoil era conocido por Weretilneck, al debatirse con los gobernadores la reforma tributaria, y como funciona: “si pasa… pasa”, todo es cuestión que pase y los productores paguen a un precio mayor el combustible que necesitan para arar, sembrar, fumigar y otras tareas culturales.
En este terreno del análisis, el gobierno provincial tiene y generó una fuerte dependencia con la Casa Rosada. El “abrazo del oso” lo contiene pero afecta su estructura ósea. Cada vez se restringen más las alternativas. No hay “tsunami de ideas”, ni think tank (tanque de pensamiento) en el equipo oficial.
La primera reunión de gabinete del 2018 y fuera de la sede del Ejecutivo en Viedma, tuvo poco de futuro y mucho de ver como se arreglan las cuentas, se ahorra en el gasto, se reducen o reacomodan empleados y se obtienen recursos, todos temas remanidos y tratados cientos de veces, casi con las mismas palabras y definiciones. Mucha responsabilidad para Domingo, pero el lápiz rojo lo tiene Weretilneck.
La llama esperanza, como la luz al final del tunel, es patrimonio del Plan Castello, que hasta el momento sólo tuvo impacto en las solicitadas publicadas en un medio provincial. También es usado por los legisladores del bloque de JSRN como instrumento de difusión de todos los comunicados de prensa que se emiten casi a diario.
El gobierno tiene sólo para ofrecer al Plan Castello, un conjunto de obras difíciles de mostrar e inaugurar en lo que resta de la actual gestión. Sólo quedan los anuncios, la publicidad, la reiteración y los llamados a licitación que convocan a un reducido número de lectores.
Se anunció que se continuará con esta modalidad de llevar el gabinete a reunirse en diferentes puntos de Río Negro. Un ensayo de recuperar protagonismo y espacio político. Un buen gesto, pero sólo eso, porque es difícil que estos encuentros movilicen a las comunidades. El último, en Las Grutas, pasó inadvertido, en un balneario repleto de turistas más preocupados por el parte meteorológico que por el destino del gobierno, a pesar del derroche publicitario de cartelería y movilización de empleados del canal oficial y las oficinas de prensa oficiales de los ministerios y organismos, para marcar presencia en el golfo San Matías.
Habrá poco respiro. La discusión salarial no será fácil, el gobierno acata la directiva nacional y pone un techo a los incrementos que rondaría el 15 por ciento. Los municipales de Neuquén (SITRAMUNE) cerraron paritaria en el 16 por ciento, pero UATRE en la paritaria que se lleva adelante en el Alto Valle, pidió el 30 por ciento, mientras que los obreros de la fruta aún no plantearon sus pretensiones.
La mayoría de los relevamientos ubican la inflación muy por arriba del 20 por ciento y se estima que los gremios plantearán ese porcentaje como piso. Además los sindicatos estatales rionegrinos reclaman el porcentaje que se adeuda del 2016. Posiblemente el tema se trate de arreglar con una “clausula gatillo”, un instrumento dificil de digerir para la dirigencia sindical porque al final nunca se aplica y es una deuda que se acumula para un eventual “pague Dios”.
Publicado en ADN Río Negro, domingo 7 de enero de 2018.

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