A pesar del paso de los años Rosa, la hija de Letizia, y su esposo Elio Plos mantienen vivo el recuerdo de la mujer asesinada en 1995. |
“Sólo nos queda la esperanza de que tengamos Justicia divina”, lanzó resignada Rosa Pizzolato, sintetizando la desazón con la que la familia de Letizia Pizzolato recordó los 22 años que transcurrieron desde el homicidio de la mujer, que marcó a la comunidad de Villa Regina y fue parte de una serie de hechos que quedaron impunes en los últimos años.
El 14 de setiembre de 1995 quedó en la memoria de los reginenses como una jornada negra, por el homicidio inexplicable de Letizia, que tenía 87 años y fue atacada brutalmente en su casa. Nunca quedó claro quién ni por qué la atacó. Tampoco si fue una, dos o más personas.
El hecho fue investigado, pero nunca se esclareció. No se encontraron culpables, y el tiempo hizo que la causa prescribiera, dejando impune el homicidio.
El jueves los familiares de la mujer la recordaron con la celebración de una misa en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, ya lejos de las marchas que durante años convocaron para reclamar por esclarecer el hecho.
Rosa, la hija de Letizia, y su esposo Elio Plos recordaron a la mujer y contaron que ya perdieron todas las esperanzas de que se pueda saber qué fue lo que ocurrió.
“La Policía y la Justicia trabajaron investigando el hecho, pero trabajaron para nada. La verdad que no tuvimos ninguna satisfacción de ninguna parte; lamentablemente quedó todo inconcluso”, apuntó la hija de Letizia.
Muchos fueron los pedidos y reclamos que la familia realizó para tratar de llegar a los culpables, con encuentros que realizaron con autoridades municipales, provinciales, judiciales y policiales, a los que sumaron marchas donde no sólo reclamaron el esclarecimiento de este hecho sino de otros que transcurrieron en pocos meses en Villa Regina, que también quedaron impunes.
El yerno de Letizia, junto a familiares de otros crímenes que quedaron sin resolución, conformaron la Comisión contra la Impunidad que era la que convocaba a las marchas para reclamar por el esclarecimiento.
“Al no haber ningún resultado la gente quedó totalmente abandonada, entonces para qué seguir haciéndonos mala sangre si no tenemos resultados. Se instaló una carpa negra frente a la parroquia y en su momento tuvo mucho éxito, pero luego se fue apagando debido a la falta de resultados”, aseguró el hombre.
Los familiares de Letizia indicaron que la causa judicial en la que se investigaba el homicidio ya prescribió “y por este motivo no estamos haciendo nada. Hace algún tiempo aparecieron unas personas con la intención de reflotar la investigación, pero la verdad no se siguió nada”.
“Hoy le pedimos a Dios que nos dé fuerza para seguir recordándola y nada más. Está la Justicia divina que solamente puede hacer algo, porque la Justicia humana falló y no hubo resultados”, remarcó Plos.
Insistieron en que en la investigación “hubo muchas fallas, nunca se buscaron cosas concretas. Sólo nos queda la esperanza en la Justicia divina, que le haga pesar en la conciencia de quien hizo el daño, que en algún momento se arrepienta y pida perdón a Dios”.
Las dudas sobre el ataque.
La investigación del homicidio nunca tuvo un camino certero para llegar a su esclarecimiento, debido a que si bien la principal hipótesis fue que el homicidio se cometió para cubrir un robo, tampoco se pudo determinar con certeza cuáles fueron los elementos que se sustrajeron o el monto de dinero robado.
“Siempre pensamos que el problema fue la plata, creo que ese es el mal principal que tenemos, pero que le iban a sacar a mi suegra ahí unos pocos pesos. Nunca se pudo determinar si le robaron, cuánto fue lo que le robaron”, señaló Elio Plos.
Comentó: “Mi suegra no era una persona que ahorrara, era gente humilde que vivía con lo que tenía, nunca se supo nada de eso”.
El homicidio de Letizia Pizzolato (87 años) ocurrió en la tarde del 14 de septiembre de 1995.
Ese día la mujer tenía que concurrir a una consulta médica, y cuando su hija la llamó alrededor de las 19:30 no tuvo respuestas.
En principio pensó que había ido al médico, pero como su madre seguía sin contestar los llamados avisó a su hermano que cerca de las 21:30 fue hasta la casa de Letizia, en Brown al 200.
Las puertas de la casa no estaban forzadas y se encontraban
cerradas. Al ingresar a la casa, el hijo de Letizia se encontró que todo era un gran desorden, las llaves de gas de la cocina se encontraban abiertas, había una gran cantidad de botellas de bebidas alcohólicas sobre la mesa y en una pileta de la cocina. A pocos metros, una mancha de sangre en el suelo.
En una habitación que servía de depósito y estaba con las puertas cerradas, encontró el cuerpo de su madre, en medio de un charco de sangre: la habían golpeado hasta matarla. Tenía dos profundos cortes en el cuello.
Nunca pudo ser confirmado, pero se cree que el o los atacantes se llevaron un reloj de pared, algunas copas de vidrio y unos 900 pesos en efectivo, ese había sido el botín que se llevaron los asesinos. Meses después del homicidio se detuvo a tres sujetos de
Villa Regina, aunque posteriormente fueron liberados porque no había pruebas contra ellos. Luego la investigación no tuvo ningún tipo de avance.
Publicado en Diario "Río Negro", 16/09/2017.
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