El sol asoma sobre el horizonte, Hugo Gagliano junto a su familia y tres trabajadores rurales comienzan a recorrer el monte frutal de su chacra en Villa Regina.
Solo transcurren entre dos y tres horas y 25.000 manzanas se encuentran ya en los bines esperando su traslado al empaque.
Subir y bajar las escaleras, moverlas a lo largo de las 100 plantas de manzanas que conforman una fila y media de espalderas, llevando en cada viaje 17 kilos de frutas en el recolector, permiten llenar 14 bines de 400 kilos cada uno, donde las 25 mil manzanas suman alrededor de 5.000 kilos.
Apenas un día antes, terminó la pasada final sobre la plantación de peras, donde las últimas 25.000 ya están siendo procesadas en un galpón de empaque.
Gagliano, de 56 años, vivió toda su vida en la chacra que fue comprada por sus padres.
Allí aprendió y desempeñó todos los oficios rurales, desde carpir las plantaciones de tomates que existían en la década del 60 y 70, hasta limpiar acequias, podar, apuntalar, curar y cosechar.
“Mi viejo era un inmigrante italiano que vino después de la Segunda Guerra Mundial. Primero vivía en Cervantes y era mercachifle, hasta que conoció a mi madre se casó y compraron la chacra en Regina. Desde ese momento toda la familia se dedicó al trabajo de la chacra” contó.
Hoy mantiene esa tradición junto a su esposa y dos hijos, que se encargan de llevar adelante la chacra realizando todos los trabajos necesarios para llegar a cada temporada de cosecha renovando las esperanzas de un futuro mejor.
“No es fácil, hay que trabajar mucho, poner siempre el mayor esfuerzo para lograr fruta de calidad”, remarcó finalmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario