Marzo mitiga cambios y acciones construidas en los férreos relatos de enero y febrero. Weretilneck protagoniza ambas conductas.
Economía quedó desubicada con su rigidez cuando el gobernador atenuó dos decretos antes de sus publicaciones en el Boletín Oficial: las exigencias a los municipios para enviar los fondos del plan Castello y el programa de contención del gasto público.
Weretilneck monitoreó esos textos, pero giró –políticamente– con los iniciales reparos. Rectificó el primero cuando legisladores del FpV, aliados en la votación del Castello, se quejaron por las trabas. La otra rectificación responde a su cotidiana marcha y, por eso, es inentendible por qué alentó la suspensión de los aportes a entidades sociales y deportivas –incluida en la norma de recortes– para después proponer excepciones. Las entregas de esos subsidios son la razón de ser de sus giras y tratos directos.
Llega el tiempo salarial y se cumplirá mañana otra ronda de negociación. La ministra Mónica Silva milita por un monto para los docentes. Weretilneck aceptaría y generalizaría ese pago único como mejora al 15% propuesto. Hay otros análisis, como acortar plazos, y la Función Pública cumple con simulaciones de alzas diferenciadas en salarios más bajos. Esta opción habría surgido en un nuevo contacto del gobernador y el titular de ATE, Rodolfo Aguiar.
Cualquier adicional exigirá una cuidada presentación para no aparecer alejándose del lineamiento de Nación. En especial esta semana, cuando el ministro Agustín Domingo y el secretario Eduardo Bacci busquen cerrar el acuerdo de refinanciamiento de las deudas del 2018 con bonos rionegrinos y un préstamo nacional. Esta presión se acentúa y, en los próximos días, vencerán letras por cerca de 700 millones.
Cumplidas –aún forzadamente– las obligaciones estatales, la política detiene su mirada en el 2019. La elección de Regina, del 15 de abril, es la mejor muestra. Su atención se evidenció con la internación de Carlos Vazzana, el candidato justicialista a la intendencia, y que lidera las encuestas. Su salud y su eventual renuncia fueron temas recurrentes. Las especulaciones se propagaron con llamados peronistas a otros partidos por un nuevo proceso, incluso se habló en el gabinete que coincidentemente estaba reunido. Esa operación informal, liderada por pichettistas, generó malestar y sospechas en el líder del PJ, Martín Soria.
Vazzana se recupera y esta semana, seguramente, estará en su domicilio. Habrá sí cambios en su campaña, y Soria prepara una reunión partidaria en Regina. El roquense se entusiasma con el triunfo y se emociona con una contundente derrota de Juntos. En su última encuesta –de Fernando Lanza, con 400 consultas cumplidas el 3 de marzo– Vazzana logra 30,4% y aventaja por 13 puntos al radical Carlos Rodríguez (17%). Tercera Norma Dardik, de Unidad Trabajadora, con 14%, y cuarta Marcela Ávila, de Juntos, con 10,6%, que arrancó con 3,2% en enero –según Lanza– frente al 18% del justicialista. El oficialismo transmite su sondeo –de Eco, de fines de febrero– que otorga 5 puntos de diferencia para Vazzana, ubicando segunda a Ávila: 30% a 25%.
Weretilneck sabe de las dificultades. “Aún hay posibilidades, si hacemos bien las cosas”, confesó ante su bloque. Habla del 2019. Convocó para mañana a Viedma a la dirigencia central de Juntos para insistir en esa motivación. Ensaya un plan para Roca y se armó la mesa del partido. Para el mandatario ese terreno es clave y manda al grupo roquense que trabaje en limar el dominio sorista. En esa línea, Alejandro Palmieri hoy es su candidato a sucederlo aunque anime a más voluntades para revolver esa postulación por “consenso”. Su faena en Roca comprende el embate directo a Soria. “Está demasiado tranquilo con su gestión”, repite y piensa. Esforzándose, el jefe roquense no reacciona. Resta esperar que esa confrontación no llegue en sus peores versiones, como asoma por momentos.
Publicado en Diario "Río Negro", 11/03/2018.
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