domingo, 27 de agosto de 2017

“De la sobreactuación al síndrome golpista”.

Villa Regina (LCRegina)- Antes de la conferencia de prensa que brindará mañana para referirse a las expresiones de la legisladora Silvia Morales, el intendente Daniel Fioretti envió en forma exclusiva el comunicado de prensa titulado “De la sobreactuación al síndrome golpista”.
El mismo señala lo siguiente:
“El día viernes he sido víctima de graves ofensas y falsedades de todo calibre expuestas en audios que se viralizaron en medios públicos de la legisladora del circuito Silvia Morales donde, en forma mendaz y malintencionada se refiere a la figura del suscripto y la injerencia del ex secretario gobierno Sr. Loizzo en supuestos cambios de gabinete por gente del FPV. Atribuye en forma falaz y ligera actos en mi persona por supuestas mentiras en nombre del gobernador basadas en eventual entrevista de medio radial LU16. Señalando que para ello se va meter con toda su gente dentro del municipio para desplazarme; adicionando improperios e insultos personales de todo calibre. Y que va participar de eventuales futuros cambios de funcionarios.
Ninguna de las expresiones atribuidas son veraces y menos aun fueron esbozadas por mí a través de ningún medio radial o gráfico.
Por ende, para que a nadie le quede residuo alguno de duda, desmiento en forma contundente y categórica tales afrentas absurdas hacia mi persona y la institucionalidad municipal que ejerzo.
Con lo dicho me veo en la obligación ética, moral y política de aclarar semejante improperios inadmisibles.
Reparo en ello las dolorosas experiencias políticas que colectivamente sufrimos los argentinos a lo largo del siglo pasado con los golpes de Estado y las dictaduras militares, han permitido que en la ciudadanía se construyese un consenso general de repudio a esos intentos de destrucción de la democracia.
Hoy estamos fortalecidos por esa desgracia y las posibilidades de recaer en esos errores del pasado se han diluido completamente.
Sin embargo es preocupante ver cómo se propagan ciertas prácticas intolerantes y profundamente antidemocráticas de parte de algunos ciudadanos e incluso por parte de funcionarios públicos que, sin ningún miramiento por los principios y valores republicanos, apelan a cualquier medio de hecho para manifestar su malestar e incluso el odio faccioso y disociador.
Es un síntoma muy preocupante de nuestra degradación política y social el que nos estemos acostumbrando a ser espectadores pasivos de todo tipo de atropellos a las prácticas democráticas más elementales (la discusión reflexiva, el respeto a la idea disidente, la buena fe política, la convicción de que en un régimen realmente democrático lo que debe servirse es el bien común integrando pacíficamente los intereses de todos los sectores de la comunidad, etc).
Así resulta que ahora, si a una persona no le agrada un funcionario, o una medida de gobierno, o el orden establecido en una norma legal, o el sentido de un acto gestión, no siente siquiera pudor en salir a la escena pública a insultar, a mentir, a descalificar, a formular amenazas, coacciones y extorsiones. Hay sectores, incluso minúsculos, que para defender sus intereses (sean legítimos o no, lo mismo da), no trepidan en pasarse por encima todas las reglas de convivencia en una sociedad civilizada pisoteando los derechos y las libertades de sus semejantes.
Estos exabruptos, estas demasías donde impera la ley de la selva, que es la ley del más fuerte y del más inmoral, eran hechos marginales que se manifestaban en las barrabravas del fútbol, lamentablemente hoy se han extendido como un cáncer por todo el cuerpo social.
Es así que frente a las lamentables y vergonzosas declaraciones de la legisladora Morales, no puede permitirse la vigencia del "vale todo" y  de los barrabravas de la política.  Este suceso es enormemente grave por la propia investidura de aquélla, que debería saber honrar como gestora y creadora de la legalidad provincial. La incitación a la violencia y el golpismo son imperdonables en un legislador y en cualquier demócrata verdadero. Constituyen delitos castigados por los artículos 211 y 212 del Código Penal.                   
Por todo ello quiero dejar constancia de mi llamado de alarma. 
Se están reiterando esos hechos, que deberían recibir todo el repudio social, sin que casi nadie se espante por ello. Esto no debería aceptarse jamás. No lo aceptan las sociedades democráticas y verdaderamente progresistas.
Frente a esta triste muestra de intolerancia bien decía Alberdi que "una libertad escrita es una libertad muerta, si además no vive en los usos y costumbres del país", y que "la libertad no es un texto, no vive en el papel, sino en los hechos".
No lo deberíamos aceptar los reginenses si pretendemos alcanzar una forma de vida digna. Recordemos que no son los militares golpistas los únicos enemigos que la democracia conoce.”

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