domingo, 2 de julio de 2017

Ruta 22, paredón y después: los que conviven con la muralla.

El polémico libro que se abrió hace más de una década, cuando se comenzó a trazar el ensanchamiento de la Ruta Nacional 22, sigue sumando historias y preocupaciones. Además del impacto de las obras, por el diverso grado de avance y las complicaciones que genera en el tránsito, hay otro factor no menos sensible: el de los comerciantes apostados a la vera de la vía que comienzan a acusar recibo sobre sus negocios. Sobre todo para aquellos que ahora abren la ventana y se las tienen que ver con un murallón.
Hasta ahora, Ingeniero Huergo y Allen se llevan la peor parte.
En Huergo, por ejemplo, las obras de la ruta que están en ejecución afectan a los emprendimientos ubicados sobre la calle Santiago del Estero, que de acuerdo al proyecto quedará como colectora, con doble sentido de circulación y un bulevar central.
Pero, mientras tanto, los comerciantes ven que sus ventas caen sobre todo por las dificultades que tienen los posibles compradores para llegar hasta estos lugares por los trabajos que mantienen cortada la circulación.
Sobre la calle Santiago del Estero, entre Pedro Pérez Berciano y la avenida Juan Domingo Perón, se ubican una media docena de comercios de rubros diversos como estaciones de servicios, venta de alimentos, parrillas y hospedajes. Todos coinciden en que las ventas han ido disminuyendo con la ampliación de la ruta y la construcción del puente.
Marcela Márquez propietaria de una despensa y venta de alimentos para animales, asegura que desde el inicio de la obra de ampliación “comenzó a sentirse la baja en las ventas. Teníamos mucho movimiento con familias que viven en chacras sobre la zona sur de la ruta. Pero ahora se les dificulta llegar hasta este lugar para poder comprar”.
Márquez cuenta que además tenía un buen volumen de ventas a otros comerciantes que comercializan estos mismos productos en la Línea Sur rionegrina. “Antes del inicio de las obras detenían su camino y compraban acá las bolsas de alimentos para animales. Pero ya no lo hacen porque no pueden. Les queda incómodo parar”, se lamenta.
Uno de los comercios más afectados de esta localidad es una estación de servicio que durante varios meses tuvo el ingreso a la playa de surtidores directamente cortado, y aunque por el reclamo le construyeron rampas de acceso, éstas no reúnen las condiciones ni las dimensiones necesarias para el ingreso de camiones de gran porte.
De acuerdo a los cálculos de uno de los playeros, “antes de la obra de ampliación de la ruta paraban unos 20 camioneros por día que cargaban combustible, usaban las duchas y el comedor. Ahora no llegan a cinco. La mayoría no puede ingresar, sobre todo los que circulan hacia Chichinales. Directamente hacen noche en esa localidad”.
En Allen, por su parte, hay preocupación entre algunos empresarios porque están convencidos de que tendrán serios problemas cuando se construyan los puentes. Uno de ellos es Benjamín Ventura, propietario de la estación de servicios Axion Energy que está localizada en el acceso principal a Allen y el cruce con la Ruta 22. “Está confirmado por estudios de mercado que ha hecho nuestra compañía, en el país y en otros lugares del mundo, que cuando pasan los puentes por delante de las estaciones de servicio las ventas se caen entre el 60% y el 80%”, ilustra Ventura. El hombre está analizando realizar un reclamo a través de la vía legal.
En Fernández Oro, la construcción del puente elevado, que cubre toda la visión de una casa en la que se alquilan trailers de camiones, se llevan las mayores críticas. Ulises Anguita es encargado en la zona de la empresa Acquam Industrias que está ubicada en el kilómetro 1.210 de la ruta. “Nosotros vendemos e instalamos las piletas. Todavía no sabemos en donde se va a comenzar a elevar la ruta. Si hacen un puente normal no nos perjudicaría pero si es elevado nos podría quedar frente al local. De ser así, esperemos que no nos perjudique para la carga y descarga de los camiones”, señaló.
Los números
3.000
millones de pesos era el costo estimado de las obras sobre la Ruta Nacional Nº 22 entre Chichinales y Cipolletti.
60-80%
son las caídas en las ventas que estima la estación de servicio de Allen.
5
camiones por día entran ahora a la estación de servicio de Huergo, cuando antes de la ampliación ingresaban 
unos 20.
“Antes los autos paraban de uno y otro lado de la ruta y ahora es imposible. Para llegar acá tienen que dar una vuelta”.
Horacio Costa, dueño de un comercio frente a la Ruta 22 en Regina.
“Teníamos mucho movimiento con las familias que viven en chacras sobre la zona sur de la ruta. Pero ahora se les dificulta llegar”.
Marcela Márquez, propietaria de una despensa de Huergo.

Uno de los comercios más afectados en Huergo es una estación de servicio que durante varios meses tuvo el ingreso a la playa de surtidores cortado.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 2 de julio de 2017.-

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