domingo, 30 de julio de 2017

Ruta 22: la prueba de fuego para los camioneros en el Valle. Día a día, desde hace años, deben sortear los obstáculos por el lento avance de las obras. Recorren miles y miles de kilómetros desde países vecinos y coinciden: el estado de la vía “es muy malo”.

El camino minado de ondulaciones en el pavimento los obliga a sujetar el volante con firmeza. Arrastran cargas de todo tipo, que se pesan en toneladas, y cualquier distracción sumada al pésimo estado de la ruta les puede jugar una muy mala pasada.
Desde que la obra de la ruta nacional 22 se puso en marcha, el mantenimiento de la cinta asfáltica y las banquinas, prácticamente desapareció. Recorrer el tramo que une Cipolletti con General Roca es una verdadera odisea, sobre todo para aquellos que tienen la responsabilidad de mover pesados camiones con termos, tanques y acoplados.
En la curva de Fernández Oro el deterioro del asfalto obliga a los camioneros a poner la máxima atención para intentar disminuir el serpenteo que provocan las ondulaciones del camino.
La misma situación se repite en diferentes sectores y se torna aún más riesgosa cuando algún vehículo intenta un sobrepaso y –en esa maniobra que lleva apenas segundos– el conductor tiene que salir y volver a entrar en una peligrosa huella con surcos, marcada sobre el pavimento.
Carrera de obstáculos
Sortear las zonas de obra, en algunos casos con poca señalización, y conducir por esos sectores al amanecer, cuando no se riegan los tramos enripiados y el polvo que se levanta con el tránsito se combina con la salida del sol disminuyendo la visibilidad, son otros de los problemas que atraviesan los camioneros que circulan por la Ruta 22.
El momento del descanso también los pone cara a cara con el peligro porque para descender de esta vía hacia el Parador del Sindicato de Camioneros, ubicado en el kilómetro 1.200 y donde cada noche estacionan unos 80 camiones, deben apelar a la habilitad conductiva. En ese lugar como en tantos otros puntos, la banquina está descalzada y hay alrededor de 20 centímetros de diferencia entre el pavimento y el ripio.
El Sindicato de Camioneros reclamó ante Vialidad Nacional por el mejoramiento de las banquinas y en una oportunidad amenazó con iniciar una medida de fuerza. Hace algunos años el gremio calculó que unos 35.000 camiones circulaban por la provincia. Hoy ese número, aseguraron, creció significativamente.
Para el jefe de la zona Alto Valle Sur del área de Tránsito de la policía de Río Negro, Matías Milano, el tránsito pesado no representa grandes problemas en el tráfico, pero la falta más frecuente que cometen los camioneros tiene que ver con no respetar las distancias mínimas entre camiones.
Ramón Rosales, mendocino: 
“Hay que manejar con cuatro ojos”
Ramón Rosales es un camionero de Mendoza que cada 15 días viaja a esta zona. Trae verduras y hortalizas y regresa con fruta hacia el norte del país.
“La Ruta 22 se ha deteriorado muchos desde hace algunos años atrás y no hay mejoras. Si bien están haciéndola nueva, hoy por hoy está muy mal y hay que manejar con cuatro ojos, con mucha atención, a cualquier hora del día. Está descalzada la banquina, la misma ruta toda ondulada y con baches”, aseguró.
Para Ramón los accidentes que se registran tienen que ver en buena medida con la falta de prudencia de quienes van al volante pero resaltó que muchos siniestros ocurren a causa del mal estado de las rutas. “A veces la misma ruta, como sucede acá, te domina el vehículo y casi no tenés posibilidades de hacer nada. En otros puntos del país se ve lo mismo”, explicó.
“La ruta está destruida, llena de baches y huellas”, lamentó Periec
Adán Periec es otro de los camioneros que recorre la Ruta 22 para llevar el pan a su casa. Viene a la zona con cargamentos de madera y continúa su periplo hacia Brasil para llevar bentonita y otros minerales. Al menos dos veces al mes transita por la región. Es un conocedor de cada tramo de la 22. “El tránsito es demasiado, hay zonas muy feas y peligrosas. La ruta está muy destruida, llena de baches y huellas”, manifestó.
El camionero oriundo de la localidad Apóstoles afirmó que “viajar de Villa Regina a Neuquén es una tragedia. Tardas un montón, se forman embotellamientos en el tránsito y es imposible viajar así. Las partes que están en obra, algunas tienen señalización y otras entras a dudar qué hacer porque no hay cartelería”.
“Hace 7 años recorro esta ruta. Desde Cervantes a Cipolletti se tarda mucho”
José Aparicio es un camionero jujeño que maneja un camión boliviano. Viaja a la región para cargar manzanas en un enorme termo y trasladar la fruta hacia la zona de Cochabamba.
Ir despacio, aminorando la velocidad. Esa es la única solución que José encuentra para hacerle frente al pésimo estado de la Ruta 22.
“La ruta está fea en todas partes. Hay que ir despacio porque el camión te coletea para todos lados. Ayer venía pasando Villa Regina y la ruta está toda marcada, el camión no para de moverse”, aseguró.
Sin control
José recordó un accidente que protagonizó contra una camioneta, llegando a Cipolletti. Y aunque en un primer momento la policía lo culpó por el hecho, él insiste en que no pudo controlar el camión por el calamitoso estado de la ruta nacional.
“Hace 7 años que recorro esta ruta. Desde Cervantes a Cipolletti se tarda mucho, hay demasiado tráfico. Si arreglan este tramo como vienen haciendo, creo que todo va a mejorar”, señaló.
El camionero de Jujuy no encuentra grandes diferencias entras las rutas de Argentina y Bolivia.
“Los dos países tienen rutas en muy malas condiciones pero en Bolivia no hay respeto por las leyes de tránsito y eso es muy riesgoso además”, concluyó el conductor.
Marcio, el brasileño que prefiere mirar el vaso “medio lleno”
Marcio es un camionero carioca que viaja desde Brasil hacia Chile con lijas.
Después hace una parada en Cipolletti para cargar frutas y emprender el retorno a su país.
Dice que las rutas argentinas, en general, están transitables y que no tienen muchas diferencias con las de Brasil, dice acostumbrado al ajetreo por distintas rutas de países vecinos.
Sin embargo se queja de que cuando maneja por las rutas brasileñas tiene que pagar en muchos puestos de peaje. Marcio prefiere mirar el vaso “medio lleno” y aunque reconoce que no es fácil manejar en esta zona con el camión, insistió en que “hay que tener paciencia y conducir con precaución porque las obras que se están haciendo son para traer mejoras para todos”.

Los camiones que más se “mueven” por la 22 son los de larga distancia, que trasladan combustibles, gas y cargas generales como las refrigeradas.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 30/07/2017.

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