domingo, 18 de junio de 2017

La industria de concentrado enfrenta una crisis terminal.

La crisis de la industria de jugos en la región parece no encontrar su piso. Las frías estadísticas muestran con crudeza el contexto que atraviesa hoy el sector.
Hace dos décadas llegó a exportar –en los primeros cinco meses del año– más de 53.000 toneladas de concentrado de pera y manzana, volumen equivalente a 33.100 pallets de producto. En la presente temporada, los embarques llegaron sólo a las 5.400 toneladas, mostrando una caída del orden del 90% respecto de dos décadas atrás.
Las empresas que trabajaban en la actividad sumaban, a mediados de los 90, más de una docena. Hoy sólo dos figuran como exportadoras y existe un par más que trabajan un ínfimo volumen para abastecer la baja demanda del mercado interno.
En plena convertibilidad la industria llegó a moler más de 600.000 toneladas de peras y manzanas para la elaboración de jugos. Para este año todas las proyecciones indican que ese volumen difícilmente supere las 250.000 toneladas.
El personal ocupado, como el sentido común lo indica, siguió esta misma tendencia. Entre directos e indirectos (sin contar la mano de obra de la chacra) la industria perdió en estas dos décadas bajo análisis algo más de 2.300 puestos de trabajo.
¿Cómo una actividad tan pujante como fue en su momento la exportación de concentrados llega a estos límites?
Sería imprudente señalar sólo a un factor como culpable de toda esta crisis estructural que arrastra el sector hace ya un tiempo. Los problemas de la industria son multicausales, y cada uno de ellos tiene su propio peso de responsabilidad distinto.
En este año se presentó la tormenta perfecta:
• Los precios del concentrado en el mercado internacional se mantienen en niveles históricamente bajos como consecuencia de la mayor oferta proveniente de los grandes países productores.
• El retraso cambiario hace insostenible el negocio exportador. Para muchos empresarios es hoy equivalente al que se sufrió hacia fines de la convertibilidad.
• Los elevados costos que tiene la industria, que crecen a una tasa del 25% anual, dejan fuera de mercado la oferta exportable del Valle. Un factor relacionado con el punto anterior que incide en forma directa sobre los resultados.
• Existió una menor cantidad de fruta que llegó esta temporada a la molienda producto de que los precios pagados al productor no compensaban ni siquiera los gastos de la cosecha.
• La caída del volumen de peras y manzanas para industrializar determinó un sensible aumento de los costos fijos de las pocas empresas en carrera al perder su escala de producción.
• La revaluación del dólar en el mercado internacional reorientó parte importante de las exportaciones globales hacia el mercado de los Estados Unidos, destino casi único de la exportación del Valle.
En este contexto se le hace difícil a cualquier empresario poder sostenerse en el mercado, y más aún teniendo en cuenta lo competitivo que es el sector a nivel internacional. A esto hay que sumarle la profunda crisis que atraviesa la dirigencia empresarial que no ayuda a encontrar salidas a este derrumbe estadístico.
Un reciente estudio elaborado por la terminal portuaria Patagonia Norte (TPPN) destaca que en estos primeros cinco meses del año las exportaciones que salieron desde San Antonio Este y Bahía Blanca están en sus mínimos de los últimos 25 años. Cabe recordar que estos dos puntos de salida representan más del 90% del comercio externo de concentrados de peras y manzanas de la región. El restante 10% sale por el puerto de Buenos Aires.
En esta temporada sólo se cargaron cinco barcos con jugos concentrados siendo el último de ellos, que partió el 21 de abril, el que llevó en sus bodegas 4.600 de las 5.400 exportadas en todo el año. Más del 98% de este producto terminó en el mercado norteamericano.
“El negocio tiende a desaparecer”, confió con mucha angustia un exportador que todavía se mantiene en pie. Aseguró que las expectativas hacia fines de 2015 eran muy buenas tras luchar por más de una década con un mercado regulado, “pero la realidad es que hoy estamos peor. La paridad cambiaria anclada con costos creciendo al 25% anual hace inviable la continuidad de cualquier industria”.
Cómo sigue esta historia.
Si bien la industria de concentrados regional lleva cuatro temporadas consecutivas de quebranto, donde los ingresos fueron menores a los gastos realizados en cada uno de estos años, las pocas empresas que quedan en pie esperan algunas señales del mercado y de la política nacional para poder remontar esta compleja pendiente.
Torcer la tendencia para el segundo semestre del año y la próxima temporada mucho dependerá de los siguientes escenarios:
• Que el precio del concentrado tienda a corregirse hacia el alza, algo que comenzó a insinuar a principios de este mes. Los valores en la primera parte del año se ubicaron en los 4,50 dólares el galón y hoy ya se pueden ver operaciones a 4,80 dólares con expectativas de tocar los 5 dólares en poco tiempo más.
• Las primeras proyecciones dan cuenta de una merma en la producción de pomáceas en el hemisferio norte. Los datos que llegan de Polonia, uno de los grandes oferentes del mercado, anticipan pérdidas de hasta el 60% en algunas zonas productoras de manzanas de ese país. (Ver más información en Página 5)
• China, país que hoy controla el precio del producto en todo el globo por los volúmenes que maneja, está restringiendo sus ventas buscando una mejora en el precio final del producto.
• Están las elecciones intermedias de octubre en el país, tras las cuales los empresarios regionales tienen esperanzas de alguna corrección sobre el tipo de cambio que permita ganar parte de la competitividad perdida en este último tiempo. Para los industriales el dólar debería ubicarse hoy por arriba de los 20 pesos, pero el gobierno cree que será difícil llegar a ese valor antes de mediados del año que viene.
De llegar a confirmarse estos tópicos, la industria podría llegar a tener un respiro para la segunda parte del año. El oxígeno de corto plazo sería dado por la combinación de una mejora en el precio del producto en el mercado internacional y la corrección de la paridad cambiaria. Pero eso sólo ayudaría a mantener la agonía. La resolución de los problemas estructurales podría llevar años teniendo en cuenta el contexto en el que se encuentra la actividad.
Datos clave:
90%
fue la caída que registró la exportación de concentrados de peras y manzanas en las últimas dos décadas.
230
son los millones de dólares que llegaron a ingresar al país por las ventas de este producto.
2
son las empresas de concentrados que hoy exportan su producción: Jugos SA y Natural Juice. En los 90 llegaron a ser 14 firmas.
Factores que afectan a la industria regional.
Retraso cambiario. La industria de concentrado regional basa su fortaleza en la exportación. Con este tipo de paridad, claramente pierde competitividad.
Precios en baja. La sobreoferta estructural en el mercado internacional hace que las cotizaciones se ubiquen en los mínimos históricos para este tipo de producto.
Costos locales en alza. Mientras el dólar se mantiene anclado en torno a los 16 pesos por unidad, la estructura de costos del sector sube a una tasa del orden del 25% anual generando inconsistencias difíciles de sobrellevar.
Riesgo comercial. Estados Unidos concentra las compras del Valle y el superdólar podría complicar el escenario.

Algo de optimismo: los valores en los primeros meses del año se ubicaron en 4,5 dólares el galón. Hoy ya se pueden ver operaciones a 4,8 dólares.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 18/06/2017.

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