El oficialismo se apretuja en la gestación del primer candidato a diputados. Es el único partícipe que aún no lo resolvió, y deberá hacerlo esta semana. Pedro Pesatti y Alejandro Palmieri ya no serían opciones.
Ellos tienen intereses cruzados, pero coinciden en el repliegue. ¿Hay temor a la derrota? Algo de eso existe. Aporta la visión acotada que el gobernador da de una encuesta. “No estamos bien”, advierte.
Una solicitud suya podría convencer a Palmieri, le dicen. Difícilmente Weretilneck fuerce ese destino. Ya ocurrió el lunes cuando Pesatti, con sus argumentos, le dijo que él no sería candidato. “Será su decisión”, había repetido. Después, el vice habló con los medios y reguló su pase al costado al plantear que su postulación era la “más remota”. ¿La proyección de Palmieri también naufragó en esa reunión? Es posible. Pesatti puso reparos, más allá del reducido empeño que también el exministro pone a su postulación.
Entonces, las opciones se reabren y crecen las chances de Luis Di Giacomo, Carlos Valeri, Mónica Silva, irrumpiendo –con fuerza– Claudio Di Tella en el análisis. Cipolletti y ese médico siempre son un reaseguro para Weretilneck y su futuro.
La decisión será bien cerrada, a pesar de que el gobernador parezca ceder esa determinación. El círculo se reduce a él y el vice. El aislamiento incomoda a la dirigencia, temerosa de que la información de la candidatura le llegue por la prensa, como ocurrió con la integración partidaria de JSRN. Impropio para esta nueva fuerza, que promete participación y debate.
El oficialismo sí ratificó su coincidencia con parte del justicialismo. Aquel ligado al senador Miguel Pichetto. Se certificó nuevamente en la Legislatura con los votos de legisladores en la elección de los defensores del Pueblo (Adriana Santagati, titular, y Oscar Domínguez, adjunto) y un vocal del Tribunal de Cuentas (Roberto Meschini). Ese sector del PJ reivindica haber logrado dos de los tres puestos votados (Domínguez y Meschini) y colisiona con otro razonamiento interno –entre ellos, el del sorismo– que prioriza un precepto crítico y opositor. La integridad del bloque –obviamente– está quebrada, pero la unidad aparente primará.
Weretilneck volvió esta semana a visitar a Pichetto en el Senado. Sus charlas –incluso lo llamó para adelantarle la propuesta de Meschini– giran sobre diferentes temas pero, últimamente, el reiterativo pertenece a la investigación en los municipios por los fondos de Nación. Hay preocupación en ellos. El senador protege a los suyos y el gobernador ayuda y despeja sospechas en favor del presente financiamiento para sus planes.
Igualmente, perdurarán las formas en el proceso electoral. El pichettismo jura su alistamiento con la lista orgánica de María Emilia Soria aunque su dirigencia se dispersa. Por caso, la exlegisladora Ángela Viccidomini
–entre otros– junta avales para Mario Sabbatella, rival en las PASO de la diputada que pretende su reelección. En defensa, esgrimen la indiferencia y destrato que les impone Martín Soria, quien confía exclusivamente en su fortaleza.
“El FpV tiene un 35% de electores duros. Hay que ocuparse del resto”, orientó Weretilneck en Regina, llamando a hurgar en los adherentes de Magdalena Odarda y, en especial, de Cambiemos. El macrismo cedió la cabecera de lista a la UCR (Lorena Matzen). No apareció, no está, la novedad política del Pro. ¿Insuficiencia dirigencial o desacople nacional? No importa. El gobernador, con sus difusos lazos con Nación, buscará votos en ese terreno.
El viaje a octubre tendrá alteraciones. El financiero quedaría liberado si mañana Río Negro concreta negociar 3.000 millones de pesos en bonos, llevando su pasivo arriba de los 10.000 millones. Asoman los habituales reclamos gremiales y preocupa la línea desconocida impuesta por las reacciones a la instalación nuclear en la zona atlántica. La resistencia se gesta en la Iglesia viedmense, con algo más que plegarias.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 18/06/2017.-
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