jueves, 12 de abril de 2018

HAY QUE APRENDER A COMPRAR EN EL SÚPER: SABER LEER ETIQUETAS Y DETECTAR ENGAÑOS,. Silvana Quizama, técnica en Industrial Alimentaria del INTA, brinda algunas pautas para hacer una adecuada selección de alimentos para llevar a casa.

HAY QUE APRENDER A COMPRAR EN EL SÚPER: SABER LEER ETIQUETAS Y DETECTAR ENGAÑOS,.
Silvana Quizama, técnica en Industrial Alimentaria del INTA, brinda algunas pautas para hacer una adecuada selección de alimentos para llevar a casa.
La información contenida en la etiqueta de un alimento facilita una selección apropiada y permite al consumidor reconocer engaños y rechazar los productos de baja calidad o menos adecuados para su salud y la de su familia. Por eso, es necesario tomarse un tiempo a la hora de elegir qué llevamos a nuestra mesa. ¿Cómo hacerlo? Silvana Quizama, Técnica en Industrial Alimentaria de la Agencia de Extensión Rural Villa Regina del INTA nos brinda algunas pautas.
Cuando adquirimos alimentos, ¿compramos con la vista?
Habitualmente, cuando elegimos alimentos en un almacén o supermercado lo primero que nos llama la atención es el diseño y las presentaciones atractivas y coloridas de los envases. Es muy importante trascender esta primera impresión y “ver” realmente lo que estamos comprando. Esto se logra prestando atención a las etiquetas o el “rotulado” de cada producto, que no esté dañado y que sea perfectamente legible. Por otra parte, como los envases tienen la función de guardar y conservar los alimentos, es preciso que observemos si están sucios, hinchados, golpeados, rotos o pinchados, porque esto significa que el contenido puede haber estado en contacto con sustancias contaminantes.
¿Qué debemos mirar en las etiquetas?
Al momento de comprar, las etiquetas son nuestras aliadas. Lo primero que tenemos que buscar es la fecha de vencimiento y no comprar alimentos vencidos o muy próximos a vencer si no vamos a consumirlos de manera inmediata. Los productos se deben consumir dentro del período de aptitud y no está en nosotros calcular ningún vencimiento posterior al que marca la etiqueta. Cuando es un alimento congelado, en el rótulo aparece un lapso de aptitud para freezer (por ejemplo, a -18º C) y otro para heladera, que generalmente no es mayor a tres días.
Recordemos que la industria tiene la obligación de informar la fecha de caducidad para una mejor conservación del producto, pero al momento de adquirirlo, el resto del cuidado depende del consumidor.
¿Qué otros datos nos brindan los rótulos?
Muchas veces seleccionamos los alimentos sin considerar las características nutricionales y su influencia sobre nuestra salud. El etiquetado nos proporciona información acerca de los ingredientes, la composición y la información nutricional del producto.
También nos brinda advertencias, como el contenido de edulcorantes o de compuestos que pueden causar alergia a determinadas personas.
Por ley, los rótulos deben informar obligatoriamente, además de lo mencionado, el peso neto o contenido neto, el lote de fabricación (necesario para identificar grupo de productos elaborados juntos), el origen del producto (por ej. industria argentina), la identificación del producto en el Registro Nacional de Producto Alimenticio (RNPA) y la identificación del elaborador en el Registro Nacional de Establecimiento (RNE). La ausencia del RNPA o RNE significa que el producto no está autorizado para su comercialización o que el elaborador no ha sido habilitado para producir alimentos.
¿Las formas de uso y preparación también deben estar en la etiqueta?
Sí. La forma de preparación y de uso/conservación de los alimentos tiene que estar detallada. Un ejemplo típico es el de la leche en polvo, donde se aclara que se debe preparar con agua potable previamente hervida y se brindan las proporciones a utilizar. O los envases de congelados y deshidratados, que también incluyen recomendaciones de ese tipo. ¡Ojo!, a no confundir las formas de preparación con las recetas que a veces forman parte de los envases.
Un elemento importante que debemos buscar es el modo de conservación del alimento. Por ejemplo, si necesita ser refrigerado. Esto nos permite tomar la decisión de no comprar un producto que necesita heladera pero de repente vemos que está mal almacenado en una góndola común del almacén o supermercado.
¿La etiqueta puede contener información engañosa?
A veces los rótulos contienen información opcional destacada o nombres de fantasía que nos pueden llevar a una confusión o engaño. La clave está en mirar la cara principal del envase, donde debe figurar la denominación de venta del producto. Es la información que nos dice con qué nos vamos a encontrar en cuanto a contenido nutricional y modo de elaboración.
Por ejemplo: “alimento a base de yoghurt” (que no es yogurt, sino una combinación de varios elementos) o “milanesa a base de soja, pre frita” (que ha sido sometida a cocción previa en aceite durante un tiempo corto). Otro ejemplo puede ser el de las “leches en polvo”. A veces suponemos estar comprando ese producto cuando en realidad lo que llevamos a nuestro hogar es un alimento que está ubicado en la góndola de las leches, con envase, tipografía e instrucciones como si fuera efectivamente este producto lácteo, pero se trata de un alimento “a base de leche”, es decir, otra cosa.
Artículo publicado en YO COMO del Diario Río Negro, el martes 11 de abril de 2018.

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