El INTA realizó un taller sobre chacinados
de pavo, en Villa
Regina.
Hace tres años, pequeños productores de Villa Regina, Valle
Azul, General Godoy y Chichinales acompañados por el INTA comenzaron a
incursionar en la cría de pavos híbridos. Este tipo de genética presenta una
característica distintiva: garantiza el aprovechamiento de un 33% de pechuga
por animal, que es la parte más preciada, conocida como “blanco de pavo”.
Mediante capacitaciones y seguimiento desde la Agencia de
Extensión Rural Villa Regina junto a la Méd Vet. Mónica Felice, los productores
ajustaron las tareas de manejo sanitario, engorde y faena. También se hicieron
análisis de costos de producción para la zona y compras anuales de pavitos BB,
que fueron duplicándose en los últimos dos años, a pequeña escala.
Hoy, este proyecto que se va extendiendo por el Alto Valle y
el Valle Medio dio otro paso adelante, con la propuesta de agregar valor a la
materia prima a partir de la preparación de fiambres, escabeches, arrollados y
patés.
A través de un taller dictado por el cocinero Rubén Saavedra
en la Cámara de Productores local, se conocieron métodos de elaboración y
manipulación, normas bromatológicas vigentes y recetas para cocinar delicias a
base de pavo. El sabor lo dieron las hierbas aromáticas frescas de la zona y
morrones de las huertas orgánicas del Programa Prohuerta.
“La capacitación consistió en preparar sobre todo
chacinados, en forma casera y sencilla. Estos nos permiten aumentar la
perdurabilidad del producto y facilitan su conservación. A la vez, buscamos
incorporar ingredientes de la región con una connotación local, bien nuestra y
elegible”, manifestó el Méd. Vet. Horacio Cantaro, del INTA Alto Valle.
Sobre el objetivo de la jornada, dijo: “Si bien estamos en
una instancia de volúmenes pequeños de producción, comenzamos a impulsar esta
alternativa porque en el corto plazo va a ser necesaria, tanto desde una
estrategia de agregado de valor como de diversificación. También debemos mirar
al circuito turístico europeo que nos visita, que demanda este tipo de carnes.
Y, por supuesto, los beneficios que conlleva el consumo de pavo para la salud
humana”.
Esta última referencia merece un capítulo aparte. Es que,
“La carne de pavo es fuente de energía, proteínas, aminoácidos, fácilmente
digerible por sus fibras de colágeno y,
lo más importante: es magra. La grasa no está infiltrada en toda la carne como
en el pollo, sino debajo de la piel, por lo que puede extraerse casi en su
totalidad”, agregó Cantaro.
El taller se extendió de 9 a 13 y contó mayormente con la
presencia de mujeres productoras de la zona. Al finalizar se degustaron los
platos elaborados y se planificó una nueva capacitación para el año próximo, a
partir de las inquietudes de los asistentes.
Fuente de información: INTA ALTO VALLE.
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