De sapos y políticos por MIGUEL CORSI.
Similar al cruel ejemplo del sapo, al que gradualmente le van elevando la temperatura del agua y finalmente muere hervido porque no tiene sensibilidad para detectar los cambios suaves, ciertos especímenes políticos exhiben un notable atraso ideológico. Blandiendo herramientas de análisis discontinuadas ya en los ´70, ofrecen soluciones a problemas que no son prioritarios para gran parte del electorado. Cual mamuts siberianos, al derretirse el bloque de hielo que los aisló del entorno durante siglos retoman una dialéctica revolucionaria que hace tiempo está en la lista de especies en extinción.Jugando con el sentimiento de culpa del inconsciente colectivo de nuestro país, a todo aquel que se aparte un ápice de lo políticamente correcto lo fulminan con los epítetos descalificatorios recomendados para estos casos: neoliberal, cómplice del Proceso, vocero de los medios concentrados, nostálgico de los 90...Un párrafo aparte para los docentes-militantes, para los cuales la única militancia legítima dentro del aula (sospechosamente parecida a un lavado de cerebro) es aquella que coincide con los mencionados políticos. ¿No era que al educando había que desarrollarle el espíritu crítico? ¿cómo se podrá desarrollar esa habilidad escuchando una sola campana? Hace tiempo que en algunas universidades de USA alertan sobre los peligros que implica ajustarse a lo “Politicamente correcto”, ya que va en detrimento de la discusión de ideas que enriquezcan el debate. Si queremos superar la llamada grieta, uno de los caminos es la discusión de ideas. Y esto se inculca desde los primeros años de la educación, debatiendo con respeto los distintos puntos de vista.
Carta de Lectores publicada en Diario "Río Negro", 27 de octubre de 2017.
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