El Gobierno rionegrino reconoció que en el Alto Valle se nota la presencia del proceso de “bolivianización de la horticultura” y que familias de esa nacionalidad han encontrado un “nicho” vacío en la producción de vegetales.
Destacó el Gobierno que esa situación ha posibilitado construir estrategias productivas muy adaptadas a las circunstancias que se evidencian en la capacidad de lograr autonomía productiva en tiempos muy cortos.
La comunidad boliviana encuentra ventajas comparativas al insertarse en “un mercado hortícola poco expandido, en el que predominan la atomización, la informalidad y la escasez de control por parte del Estado. En consecuencia, los migrantes bolivianos empiezan a ocupar un espacio productivo y un mercado laboral que estaba prácticamente vacante”, consigna parte de un informe -publicado ayer- relacionado con crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), como parte del programa de apoyo a la modernización productiva en Río Negro.
En los municipios de General Roca, Cervantes, Mainqué y Huergo se han relevado 766 hectáreas hortícolas en la campaña 2010, organizadas en un número que supera levemente las 100 unidades productivas administradas por familias migrantes bolivianas. La mayor parte de las unidades productivas se ubican entre 5 y 15 hectáreas, según el mismo informe oficial.
El texto pone de relieve que emerge una nueva corriente migratoria constituida por familias bolivianas que en su gran mayoría llegan a los valles del Norte de la Patagonia después de una trayectoria migratoria a lo largo del país, a través del cual van transitando por diferentes categorías laborales.
Observa que actualmente la corriente migratoria proveniente de Bolivia casi hegemoniza no solo la oferta de mano de obra en estas producciones en una parte considerable de la provincia, sino que además en algunos “nichos” clave domina los eslabones más importantes de la cadena agroalimentaria.
“En el Alto Valle en estos últimos años se hace evidente la importancia que tiene la incorporación de arrendatarios horticultores bolivianos en lotes antes destinados exclusivamente a la producción de frutales”.
Según fuentes oficiales, se confirma que desde inicios de la década del '90 se ha acrecentado la participación de la población de origen boliviano en la actividad hortícola del Alto Valle, llegando a representar el 80 por ciento de la totalidad de los productores locales. (ADN)
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