Emotivo acto por el Día de la Bandera en la plaza Belgrano.
Este sábado se desarrolló en la plaza de barrio Belgrano el
acto en el que se rindió homenaje al General Manuel Belgrano, en el marco de
este año en el que se cumplen 250 años de su nacimiento y 200 de su muerte.
La ceremonia tuvo lugar durante la mañana y contó sólo con
la presencia de autoridades municipales y policiales, teniendo en cuenta las
medidas preventivas en el marco de la pandemia de COVID-19.
El intendente Marcelo Orazi encabezó el acto que fue transmitido
a través del Facebook oficial de la Municipalidad.
La ceremonia comenzó a las 10,30 con la colocación de la
ofrenda floral en el monumento a Belgrano, el minuto de silencio y el izamiento
el Pabellón Nacional para luego proceder a la entonación de los himnos nacional
argentino y a la provincia de Río Negro.
Luego, el presidente del Concejo Edgardo Vega brindó su
mensaje, a lo que le siguió una narración grabada de sucesos vinculados a la
figura de Manuel Belgrano, con la voz de Victoria, alumna de 6° grado de la
Escuela N° 257.
Entre los agradecimientos se destacaron las bibliotecarias
municipales responsables de la ornamentación en la plaza y otros espacios públicos y la
señora Ana Grin por la confección de manoplas descartables para el izamiento de
la bandera.
Tras la marcha ‘Mi bandera’ se procedió a la
desconcentración.
“La bandera es todo, es la Patria misma”.
El presidente del Concejo Deliberante Edgardo Vega destacó,
en su mensaje, la figura del general Manuel Belgrano, de quien valoró su
“decisión de participar en un movimiento revolucionario que prometía la
construcción de una nueva Nación”.
“A 250 años del nacimiento y 200 años de la muerte del
creador de nuestra bandera debemos rendir a Manuel Belgrano un homenaje muchas
veces postergado.
Belgrano ofreció el último tramo de su vida, a una causa que
creía justa. Por ello a la comodidad que su condición de abogado le aseguraba,
le opuso la decisión de participar en un movimiento revolucionario que prometía
la construcción de una nueva Nación.
Aceptó el desafío, sabía que no era fácil, pero eligió el
sacrificio y la incertidumbre, nos legó su ejemplo, que se repite y multiplica
en cada enseña patria enarbolada a lo largo y a lo ancho de nuestra querida
Argentina.
Debemos aprender a escuchar el mensaje que el prócer nos
legara. La bandera es el símbolo, pero la Patria la hacemos todos, día a día,
generación tras generación.
Una Nación tiene identidad cuando se construye fundada en
principios y valores que le son propios e intransferibles. A pesar del tiempo
transcurrido y con los cambios profundos que se han producido en el mundo,
aquellos principios permanecen con toda su fuerza y vigencia.
Se manifiestan en nuestra vida democrática, en la activa
participación del pueblo en el quehacer nacional, resaltando las acciones
positivas, señalando también los errores, trabajando en la construcción
colectiva de una sociedad más justa, más equitativa, más solidaria.
Quiero hablar de la Bandera. Esos dos colores que ya son
marca registrada en nuestra Patria.
Esos tres pedazos de telas bicolores que ondulan majestuosos
en los pueblos y en los frentes de toda institución pública.
Todos sabemos lo que significa aunque no todos nos hacemos
eco de su importancia.
Alguien podrá decir que son unos pedazos de tela celeste y
blanco, y es cierto, pero lo que menos se mira es a la tela sino lo que
representa.
La bandera es todo, es la Patria misma.
Sin ella hubiera sido imposible de pensar en un país unido y
fuerte.
Sin ella el coraje para repeler una agresión extranjera
hubiera sido inerte.
Sin ella sería imposible emocionarnos en un mundial de
fútbol.
Y no nos podríamos percibir emocionados cuando entonamos
nuestro Himno nacional.
Es así que nos sentimos orgullosos de ser argentinos.
Ella nos marca el paso. Impone el respeto necesario cuando
todos transgreden en derredor; ella hoy dicta estas palabras.
No deseaba que éste fuera un discurso más de recopilación
histórica y de alabanzas sin sentido. Ni Belgrano ni la Bandera se lo merecen.
Este tiempo nos pide compromiso y responsabilidad.
La imagen de este símbolo nos tiene que servir para entender
el sentido de nuestra igualdad. Somos iguales ante Dios, ante la ley, ante
aquel que tenemos al lado.
De qué vale una escarapela en el pecho si yo por ella no he
dejado todo el esfuerzo necesario.
De que vale una camiseta si me regocijo con las desgracias ajenas.
De que vale ostentar un cargo, un título, una posición si no
cumplo con lo principal de eso que es ser instrumento útil a los demás.
Los que convivimos cotidianamente en un ámbito donde
deberíamos tener a estos símbolos como sagrados debemos tenerlo bien en claro.
Hoy no recordamos a la bandera y a su creador, hoy debemos
celebrar lo que ella irradia, lo que ella simboliza.
Aquel que siente el peso de lo inútil al tener que pararse
para izarla o arriarla no se está mofando de ella, está aprendiendo a ser
irresponsable para el futuro que se avecina.
Debemos entender que los colores están más allá de nuestras
diferencias; ella nos ha unido en batallas, luchas intelectuales y aún en la
muerte. Ella nos salva del naufragio de la desintegración y del individualismo,
por ella hemos aprendido a ser uno y sin unidad, todo será imposible.
Sintámonos argentinos, seamos dignos de estos colores, que
nuestro compromiso sea a conciencia, para que al caminar cotidiano lo acompañe
la sensación de orgullo, de compromiso y de servicio cumplido. Ojalá que así
sea”.
Fuente de información e imagen:
Prensa de la Municipalidad de Villa Regina.
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