"Dile, por favor, a la gente de Río Negro, de Regina, a todos mis amigos de allá, que volveré a visitarlos y que no he regresado quizás porque me emociona y me duele mucho volver pero no es por falta de cariño o porque los haya olvidado. Cuando vendimos la chacra de Regina a mí se me partió el corazón. Sé que voy a volver y cuando vaya me voy a comprar una chacra para no tener más esta sensación de pérdida" (MIGUEL SAN MARTIN, REGINENSE).
Miguel San Martín es un ingeniero argentino de la NASA que creó el software que le permitió a la aeronave "Curiosity" descender esta madrugada sobre la superficie marciana.
Miguel San Martín es el jefe del equipo de ingenieros que diseñó el sistema de navegación y control del "Curiosity", el robot-laboratorio que aterrizó días atrás en la superficie marciana. San Martín nació en una chacra de Villa Regina y no ha olvidado la geografía del Alto Valle ni a sus amigos del sur. Hoy es uno de los hombres clave de la NASA y sus diseños están sentando las bases de los viajes tripulados al planeta rojo.
Miguel San Martín tiene 54 años. Estudió electrónica. Se graduó en la Universidad de Siracusa, en Nueva York, y luego estudió Astrofísica y Astronáutica en el MIT. Hace 17 años ingresó a la NASA. Hoy es el jefe del equipo de ingenieros que diseñó el sistema de navegación y control del "Curiosity".
Conversó con el Diario "Río Negro.
Entrevista Claudio Andrade que forma parte de la edición Nro. 22991, lunes 13 de de agosto de 2012, pág 21.
Miguel San Martín todavía es capaz de sentir en la punta de la nariz el inconfundible aroma de las chacras. Aún recuerda los cielos limpios del Alto Valle y los atardeceres lentos del verano. Aunque creció en Buenos Aires, nació y vivió de a ratos en una chacra de Villa Regina donde, como es tradición, los álamos cercan un camino hacia la vivienda principal. Éstos son los invisibles y preciados objetos de uno de los hombres más importantes de la NASA, el que diseñó el sistema de navegación y control del "Curiosity", un verdadero laboratorio con ruedas que a un costo de 2.500 millones de dólares está marcando un hito en la historia de los viajes espaciales. Dependiendo de lo que nos diga el "Curiosity" llegarán los primeros viajes tripulados al planeta rojo y entonces más que nunca la realidad superará la ficción.Encontrar por estas horas a San Martín no es una tarea fácil. Su horario laboral en una época de plena actividad comienza a las seis de la mañana y concluye avanzada la noche. Pero ¿se puede dormir sabiendo que uno es el padre de una criatura única que puede marcar un antes y un después en la historia de la ciencia espacial?Probablemente no. Aunque San Martín es una persona acostumbrada a los desafíos que superan la imaginación, las fotografías que en estos días salieron en los principales diarios del mundo lo revelan emocionado hasta las lágrimas por haber alcanzado la meta."Dile, por favor, a la gente de Río Negro, de Regina, a todos mis amigos de allá, que volveré a visitarlos y que no he regresado quizás porque me emociona y me duele mucho volver pero no es por falta de cariño o porque los haya olvidado. Cuando vendimos la chacra de Regina a mí se me partió el corazón. Sé que voy a volver y cuando vaya me voy a comprar una chacra para no tener más esta sensación de pérdida", explica San Miguel.Curiosamente o no, así no comienza la charla. Así es como termina, con este mensaje lleno de afecto y honestidad de uno de los científicos clave en el escenario tecnológico de la actualidad y que no pretende dejar atrás sus raíces patagónicas. "También soy porteño, crecí en Buenos Aires... pertenezco a ambos lugares", dice.–Cuando observamos este despliegue increíble de tecnología y presupuesto pero a la vez sabemos que hay mucho más dinero invertido en otras áreas, es razonable preguntarse si no podríamos estar haciendo más. ¿Estamos al límite de nuestra inteligencia y recursos como humanidad o deberíamos haber llegado más lejos y elegimos no hacerlo?
–Se podría. Depende de lo que Estados Unidos quiera hacer, de sus prioridades. De todos modos, este proyecto contó con un buen presupuesto y en general tenemos un presupuesto que nos permite trabajar, no es bajo. Es que, aun si se dispusiera de todos los recursos, todavía no existe la tecnología para instalarnos en Marte.–Se ha dicho que el hombre estará allí en 30 años.
–Sí, con mayores recursos podríamos hacerlo en menos tiempo, pero no en diez años, no creo; podríamos hacerlo en menos de 30 años pero no mucho menos.–En las imágenes tuyas junto a tus compañeros de laboratorio que nos llegaron se te observa emocionado. Me imagino que la vida debe pasar frente a tus ojos, todos tus esfuerzos y años dedicados a lograr que un proyecto de este tipo aterrice con éxito en Marte...
–Es una sensación muy fuerte porque es verdad: le he dedicado mi vida a esto. Te hace recordar el camino que seguiste hasta acá y que por fin logramos algo que nos habíamos propuesto. Para mí, cuando mi compañero gritó: "¡Aterrizamos!" significó que se habían realizado mis sueños y fue el momento más alto de mi carrera. Es culminar con éxito algo que empezó mucho antes en el primario. Siempre estudié duro, siempre quise entender las cosas, yo tenía que entender lo que el profesor estaba enseñando y, si no lo hacía, iba y le preguntaba hasta que lo entendía... y no me salía fácil a veces, pero no me rendía hasta entender lo que nos estaban enseñando.–Vos y tu equipo están sentando las bases de los futuros viajes espaciales, viajes que irónicamente no van a ver.
–No, no lo voy a ver. El "Curiosity" es el resultado de proyectos anteriores, como el "Mars Pathfinder". Yo trabajo en el sistema de guiado, navegación y control y por entonces teníamos un sistema más bruto, con sus bolsas de aire, una tecnología que era mucho más barata. La idea siempre fue lograr que las naves se posaran suavemente sobre la superficie de Marte y ahora conseguimos que ésta sea la que más suavemente se posó en una superficie, ya sea Marte o la Luna. Cuando logramos eso me sentí realizado. Con la misión anterior teníamos un sistema de guiado que nos obligaba a calcular un área de aterrizaje muy grande. Pero con el actual sistema, que está basado en mi diseño, el "Curiosity" tenía un sistema de guiado que le permitía corregir su trayectoria. Un día lograremos que la nave aterrice exactamente donde queremos; donde pongamos el ojo, allí irá.–Entre la "Mars Pathfinder" y el "Curiosity" han pasado más de 15 años y has sido líder de un par de generaciones de ingenieros de la NASA. ¿Qué opinión tienes de estas generaciones?
–Las nuevas generaciones salen de las universidades con nuevas herramientas. Están más acostumbrados a las computadoras pero más lejos de la calculadora y el lápiz. Yo prefiero que los jóvenes no pierdan su capacidad analítica. Busco profesionales que piensen por sí mismos. A veces se abusa del uso de las computadoras. Pero la calidad es excelente en general y hay más recurso humano. En los 70 no existía Sillicon Valley, no estaba Apple o Microsoft, no había tanto para elegir como hoy. En la actualidad los jóvenes eligen otras áreas de desarrollo pero, aun así, los que eligen la NASA igual son chicos excelentes.–Tal vez no veas al hombre pisando Marte pero seguramente harás muchas otras cosas emocionantes en los próximos años.
–No sé si recuerdas la idea de aterrizar en un cometa. Eso se había suspendido pero ahora el proyecto ha sido recuperado. También tenemos que lograr un aterrizaje perfecto en la superficie de cualquier planeta, mejorar los sistemas de guiado. Todavía nos quedan algunos trucos.
Su padre Salvador, un inspirador.
El padre de Miguel San Martín era Salvador San Martín.
Este hombre, que inspiró con su pasión por el trabajo el camino emprendido luego por su hijo, es el autor de un polémico y ya clásico relato llamado "Cómo la Argentina perdió a la Patagonia", donde contó cómo un grupo comando exigía la independencia política de la Patagonia y para probar que hablaba en serio comenzó a cortar los suministros energéticos a Buenos Aires. El cuento se puede encontrar en la web, donde ha sido objeto de un amplio debate.
Este hombre, que inspiró con su pasión por el trabajo el camino emprendido luego por su hijo, es el autor de un polémico y ya clásico relato llamado "Cómo la Argentina perdió a la Patagonia", donde contó cómo un grupo comando exigía la independencia política de la Patagonia y para probar que hablaba en serio comenzó a cortar los suministros energéticos a Buenos Aires. El cuento se puede encontrar en la web, donde ha sido objeto de un amplio debate.
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