“Regina es de 1924, es hija de la convulsión europea que no se puede eludir en el análisis, por eso hay dos maneras de enfocar la inmigración. Gran parte es política exterior italiana, Mussolini en el gobierno que se sentía Julio César en sus inicios y que quiso llevar la idea de expansión y de crecimiento a todo el mundo. También utiliza la política exterior para sacarse de encima la demanda de sectores sociales que no podía contener y que además ideológicamente eran socialistas y anarquistas, totalmente opositores al fascismo”, manifestó Massaccesi luego de hacer una introducción sobre la Europa de entre la Primera y Segunda Guerra Mundial.
“Entonces la gente se iba de Italia por la política exterior de Mussolini, se iba porque tenía hambre y se iba porque necesitaba encontrar un futuro. Ese es el germen por el cual Mussolini envió a un mano derecha de él a Buenos Aires, donde de alguna manera el fascismo también había prendido, pero había que ordenarlo. Así envió a Ottavio Dinale quien se cruzó con Felipe Bonoli. Todo tuvo mucho de intereses privados y de afán de lucro, los que pusieron la plata para la Compañía Italo Argentina de Colonización lo hicieron por un negocio. El arquitecto y el ejecutor fue Bonoli, no sólo desde la concepción de la idea de colonizar sino fundamentalmente en venir con pala y pico con su esposa y tres hijos, partir de cero y hacer todo. Bonoli no era un político era un hacedor, pero tuvo que lidiar con la política porque necesitaba la garantía del gobierno italiano, necesitaba la plata y el aporte de las navieras”, relató.
Agregó: “Yo crecí en Villa Regina con la historia que no lo dejaba bien parado a Bonoli. Hay una cosa que me pone la piel de gallina y me enaltezco de reproducirla, Bonoli compra las 5000 hectáreas a 130 pesos la hectárea y se la vende a la CIAC al mismo precio. Para quedar bien porque el respaldo del dinero lo tenía del gobierno de Mussolini decide ponerle a la colonia Vittorio Veneto, que es el nombre de la batalla con la que Italia termina la Primera Guerra”.
“Regina es parte de una política exterior, de una realidad económica-social y es parte de un negocio. Acá se reproduce el conflicto de Italia. Los que conducen la CIAC son profascistas y los que vienen a trabajar son anarquistas, socialistas y comunistas. Los primeros que vienen son los italianos que ya estaban en Argentina, mi abuelo por ejemplo había colonizado en Mendoza. Los que vienen de Italia directamente empiezan a venir a fines de 1925 y trasladan los conflictos y las costumbres italianas. Había familias que no se entendían porque no se entendían en Italia”, continuó.
En el último tramo de la entrevista señaló: “Hay que revisar de forma constructiva también el papel de la iglesia, el padre Gardín, el primer cura. Esta costumbre tana y no tan tana de pedirle cosas al gobierno. De acá le mandaban cartas a Mussolini pidiendo cosas y en un momento le manda la plata para la campana de la iglesia. Somos el producto de todo eso. Regina es para hacer tres o cuatro películas”.
“Hay un momento de mucho desgarramiento íntimo y personal, de mucho dolor. Es como imaginarnos hoy nosotros terminamos la charla y mañana nos vamos a vivir a África. Esos inmigrantes no habían salido de su aldea, se embarcaron en un viaje de 35 o 40 días, llegaron a Brasil donde ver una América que no esperaban ver, la cultura afroamericana y después a Buenos Aires. Ahí están un día o dos y de ahí al tren, llegan a Huergo y se suben a un camión que los trae. Mucha gente vino caminando”, relató.
“El verdadero protagonista de esta historia es el agua, hay que estudiar el agua para ver cómo evoluciona la historia del norte de la Patagonia”, dijo.
Publicado en INFOREGINA.
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