Gregorio Garzoglio, enfermero y vecino solidario de Regina
Gregorio, el enfermero de vocación que crea cadenas de
solidaridad sin límites en Regina
Fue el primer enfermero en Las Grutas en 1974 y hace 40 años
vive en Villa Regina. Un centro de salud barrial lleva su nombre. Es peluquero
y no conoce otra cosa que no sea ayudar.
Por Florencia Bark.
Una salita barrial de Regina lleva su nombre tras 25 años de
trabajo.
Si los trabajadores de la solidaridad existieran como
gremio, Gregorio sería uno de ellos. De profesión enfermero, de oficio
peluquero, de ocupación, servidor del pueblo. Su carácter se forjó tras años de
labor en los hospitales y entre pacientes, y por más que la jubilación llamó a
su puerta hace dos años, jamás dejó de ser agente sanitario, de esos de
vocación y entrega social.
Gregorio Garzoglio tiene 69 años y es un vecino destacado.
Así también lo fue en Las Grutas, cuando llegó como el primer enfermero a la
ciudad balnearia enviado desde San Antonio Oeste, en 1974, en las épocas en las
que imaginarse Las Grutas de hoy era solo un delirio.
En su barrio y por todos lados en la ciudad, es común verlo
entre peines y navajas cortando el pelo, pero también cuidando a algún enfermo
sin atención o recolectando muestras médicas para quienes no tienen obra
social.
Su vida laboral empezó como agente sanitario allá cuando
tenía unos 20 años. Luego se recibió de licenciado en Enfermería en una
universidad privada en Buenos Aires. “Fui el primer enfermero en Las Grutas en
el año 1974 cuando vivía en San Antonio”, contó en una entrevista con Diario
RIO NEGRO. Recuerda aquellas épocas en las que viajaba todos los días al centro
periférico a trabajar.
Hace 40 años está asentado en el Alto Valle. Tiene un hijo
de 37 años llamado Cristian y a su nieto Santino. Su día a día es de una rutina
fenomenal que le da grandes satisfacciones. A contramano del mundo, casi nada
de lo que hace en el día es para él, todo para el resto.
Peluquero a domicilio y sin costo, para quienes no pueden.
Arranca la jornada recolectando medicamentos en consultorios
privados para ayudar a los pacientes sin mutual. Juntando donaciones,
restaurando objetos para regalar, aportando a la cooperadora del hospital.
Gregorio, vecino solidario: en todos los barrios, una huella.
En todos los barrios por los que pasa, deja huellas. Siempre
busca la forma de ayudar y que otros ayuden a ayudar. Gregorio es experto en
crear una cadena de solidaridad invisible, sin límites. “Hago trabajos de
enfermería y no cobro en dinero. A cambio pido algún alimento para la gente que
no tiene”, contó, por ejemplo.
Esa mercadería siempre va a parar a buen puerto, uno es el
comedor donde el padre Ángel Tissot asiste a jóvenes en situación de consumo y
adicciones. A esos chicos, les corta el pelo sin costo, de corazón.
No solo remedios, alimentos y ropa, sino que también recibe
objetos médicos y de accesibilidad como sillas de ruedas, andadores, bastones,
colchones. “A veces tengo el garage de mi casa lleno de cosas”, admitió. Usa la
red social Facebook para publicar y entregar a la gente que lo necesita. Hasta
pañales para adultos.
El espíritu generoso sin dudas despliega otros dotes, como
es el de creatividad. Si es por dar y ayudar, Gregorio hasta aprendió a
reciclar. “Donde encuentro en la basura alguna cosa que tiran, la traigo, la
acomodo, la pinto y la regalo, se la doy a alguien que no tenga”, agregó y
contó que hace pocos días lo hizo con un ropero que alguien desechó de su vida.
“La verdad no me doy cuenta de lo que hago, ayudar. Me
siento bien cuando lo logro, como llena de alegría. Me apasiona”
Gregorio Garzoglio, enfermero y vecino solidario de Regina.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, es el
dicho de cabecera de Gregorio, el que lo pinta en su filosofía de vida.
La enfermería y el servicio, una sola vocación.
“La sorpresa más grande que tuve en mi vida, fue cuando dejé
de trabajar y la comunidad del barrio y autoridades de Regina por decreto
pusieron mi nombre al centro de salud donde yo trabajé 25 años”, recordó Gregorio,
todavía dichoso. “Eso fue más que un Martín Fierro de Oro”, dijo entre risas.
Fue en el Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) barrio Nuevo.
“La enfermería es una profesión que comprende la atención,
el cuidado autónomo y la colaboración, por ende, los enfermeros nos dedicamos a
tratar los problemas de salud potenciales o reales que presenta una persona. De
ahí nace el servicio, la vocación de ayuda al prójimo, ya sea sano o enfermo.
En todos las áreas de una persona”, reflexionó Gregorio.
Gregorio ya cumplió 48 años de servicio en salud pública de Río Negro. Como siempre dice, uno se jubila de un trabajo, pero no de su profesión, mucho menos de su esencia. Porque la sociedad, la más olvidada y vulnerable; sigue ahí, esperándolo todos los días a la vuelta de la esquina.
Publicado en Diario Río Negro, domingo 18 de febrero del 2024.
Imágenes; Diario Río Negro.
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