El chef exclusivo de "Finca Valeria", en Punta del Este, contó la experiencia gastronómica de llevar a los paladares más exigentes, la comida de "la nona".
Germán dejó Villa Regina a los 24 años para mudarse a Buenos Aires, donde hoy está radicado. Fue en su pueblo de Río Negro que se echaron las raíces de su pasión: el amor que ponía su nona Rosina al cocinar, la forma auténtica de mostrarse ante la otra persona, y la responsabilidad del hijo mayor y ser el que tenía que cocinar porque su mamá y su papá trabajaban.
Reniega un poco de las elecciones obligadas a los 17 años, cuando se está por terminar el secundario, y hay que elegir el «que vas a ser». También lo hace de los aspectos conservadores de su familia que no veían al teatro, su otra pasión, como un sustento de vida. Hoy, Germán combina ambas pasiones y está desarrollando un nuevo emprendimiento que las unirán un poco más.
Germán Viero y su forma de «jugar» con los famosos en la finca de Valeria Mazza.
El día laboral con Valeria, como la llama el chef, era hacer juntos las compras en el supermercado o en una huerta. Luego salía una «lluvia de ideas» en la cocina y en conjunto diseñaban el menú.
En un comienzo, antes de llegar la finca, él había presentado los platos para 30 días, pero la modelo dejó una puerta abierta: «muy bien, pero vamos a ir viendo» y se abrió la puerta a experimentar con los sabores según el momento.
«Cocinar es un juego también», expresó Germán en tono de certeza total y afirmó que es una de las cosas que pudo hacer a la hora de cocinar en la finca de Valeria Mazza.
Es que los comensales que diariamente tuvo que atender han probado la mejor gastronomía internacional. Germán barrió con cualquier preconcepto de lo que podían llegar a pedirle o esperar y apostó por su cocina de la «nona», tradicional, con presentaciones esenciales, a la que sumó un acercamiento a la cocina vegana y crudivegana, fruto de su paso como chef en Brasil.
«No soy cholulo», dice para justificar que desconoce a todos los famosos que les dio de comer en la finca de Valeria Mazza, como el Kun Agüero a quien se animó a pedirle una foto por su buena onda.
Quienes se ocupaban de servir su comida le han contado de un Guillermo Vilas por aquí, un futuro Puma (la selección argentina de rugby) por allá. Él prefiere reservar nombres.
Germán Viero y Valeria Mazza: qué se le cocina a los famosos.
Este hermano mayor no le tiene miedo a cocinar para mucha gente y de la mano de las enseñanzas de la nona Rosina supo encantar desde un primer momento a Valeria Mazza.
Los contactó una conocida en común, relacionada a la gastronomía. Charlaron por teléfono, luego acordaron tomar un café junto a Alejandro Gravier, marido de la modelo. Finalmente Valeria Mazza propuso hacer una cena con muchos invitados en su casa de Buenos Aires y bastó que probara la comida para cerrar el trato. Pocos días después, el cocinero viajaba a la casa de verano en Punta del Este.
Germán contó que muchos de los eventos de «Finca Valeria», que ocurrían una o dos veces a la semana, incluían comida tipo buffet.
Por ejemplo, un lomo con una salsa al vino tinto, verduras grilladas, peceto con salsa de naranja o de mostaza, ensalada de mix de verdes (espinaca, albahaca, rúcula, perejil), ensalada de remolacha asada con naranja y ricota o calabaza rellena con risotto.
En la vida diaria, reinaban las pastas y milanesas: «salían, no te digo todos los días, pero casi». Se sumaban pollo al curry, pechugas rellenas, arroz y ensaladas «de todo tipo que se te ocurran».
De su cocina vegana y crudivegana de Brasil incluyó en el menú un untable de zanahoria y castaña de cajú, helado de banana y castañas con salsa de ciruelas al horno y praliné de frutos secos
Pero la estrella era, quizás, el ingrediente menos pensado. «Creo mis croutons (cubos de pan tostado) son los que más le gustan a Valeria por eso siempre tenía preparados para las ensaladas», reconoció risueño.
Publicado en Diario Río Negro, domingo 20 de julio del 2025.
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