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Vitivinicultura de Neuquén: La otra cara de un sector que crece.
Cuando se piensa en vinos neuquinos, algunas de las primeras imágenes que suelen venir a la mente son las de las bodegas ubicadas en San Patricio del Chañar y Añelo. Sin embargo, esta asociación está perdiendo fuerza gracias a que en el resto de la provincia se va consolidando en forma lenta pero segura un sector vitivinícola fundado en el esfuerzo de pequeños productores y elaboradores acompañados por el gobierno de la provincia.
Actualmente existen alrededor de 80 productores distribuidos a lo largo y ancho del territorio. Gracias a la pasión y persistencia de este grupo de aventureros es posible disfrutar de un momento en compañía de un vino que refleje las características de cada lugar, ya sea en algún punto de la zona norte como Barrancas, Buta Ranquil o Chos Malal o en la Confluencia (Centenario, Plottier, Senillosa, Picún Leufú).
Una de las principales herramientas con que cuenta el gobierno neuquino es el Programa de Cadena de Valor Vitivinícola, surgido de un convenio general firmado con la Nación, a través del cual siete provincias vitivinícolas reciben recursos provenientes de las retenciones a las exportaciones de vino. En Neuquén, éste es implementado por el Centro Pyme-Adeneu. Al respecto, en diálogo con este medio la coordinadora del Programa de Desarrollo Vitivinícola (PDV), Silvana Moschini, explicó que fue necesaria una adenda al mismo para adecuarlo a la realidad del sector en la provincia, la cual difiere mucho de lo que se observa en otras jurisdicciones subnacionales como Mendoza, San Juan e incluso la vecina Río Negro.
La diferencia con las provincias productoras tradicionales no radica solamente en la cantidad de actores que conforman el sector sino también en el tamaño promedio del productor, que en el caso del Neuquén no supera las tres hectáreas.
"En Neuquén se da un fenómeno de productores familiares donde todos los miembros trabajan, van implantando a medida que pueden y así van creciendo de a poco, siempre dependiendo del perfil de cada productor", explicó Moschini.
En muchos casos la vitivinicultura surge como una actividad secundaria. La ingeniera puso como ejemplo una cooperativa que produce desde pollos y verdura hasta fruta, donde todos accedieron a plantar media hectárea de vid con el fin de hacer una "pequeña bodega" para luego aprovechar la cadena de comercialización que utilizan para los otros productos.
Esta experiencia de alguna manera muestra que el Programa de Desarrollo Vitivinícola no se limita a otorgar subsidios a propietarios de chacras sino que se enmarca en un objetivo que trasciende la ecuación costo- beneficio: el desarrollo sustentable de una región y sus habitantes.
Desde el PDV destacaron que en el marco de este programa ya se firmaron más de 100 convenios y se implantaron alrededor de 120 hectáreas para vinificación, aunque la mayoría de éstas no está en plena producción dado que se plantaron entre el 2010 y el 2011.
Las variedades más elegidas son malbec y pinot noir, las cuales representan alrededor del 85% de los nuevos cultivos.
Asistencia.
El PDV cuenta con un equipo técnico, de manera de poder dar seguimiento en forma adecuada a los productores que se encuentran dispersos en la geografía de la provincia, en especial aquellos que no tenían experiencia en este cultivo. Los beneficiarios también pueden acceder al asesoramiento de Juan Ferragut, reconocido enólogo de la región.
Para lograr una mejora continua de la calidad de los productos vitivinícolas se impulsó junto con el municipio de Chos Malal el funcionamiento de un laboratorio en dicha localidad.
Además del apoyo técnico en el monte, desde el PDV se busca ayudar al elaborador de vino a diseñar su etiqueta, para lo cual se trabaja con la Escuela de Diseño del Hábitat.
Perspectivas 2013
De cara al futuro, Moschini comentó que continuarán con el trabajo que vienen desarrollando desde el 2010 en pos de lograr que la vitivinicultura se consolide como un sector productivo importante dentro de la provincia.
Otra característica propia del Neuquén es que no posee una producción vitícola antigua. Esto es una ventaja en cuanto a que no hace falta realizar una reconversión pero, al mismo tiempo, un inconveniente para un crecimiento más rápido del sector. En este sentido, Moschini manifestó que "el desafío más importante es lograr un mayor número de beneficiarios así como incorporar a aquel que por alguna circunstancia particular no pudo ingresar al programa".
Por último, la coordinadora señaló que "el compromiso del productor es fundamental para el éxito del programa".
Los instrumentos.
Para seguir creciendo, el Centro Pyme-Adeneu gestiona diversas fuentes de financiamiento que se encuentran vigentes.
A través de estas líneas de crédito y subsidios económicos, en dos años se destinaron alrededor de cinco millones de pesos para financiar proyectos de pequeños productores y elaboradores de vinos caseros y artesanales. De este monto, el 65% se distribuyó en la forma de aportes no reintegrables y el resto, a través de créditos.
PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO "EL RURAL" DEL DIARIO "RÍO NEGRO", 1º DE JUNIO DE 2013.
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