domingo, 9 de junio de 2013

Chelforó: nostalgias de lo que fue un barrio de lujo. Fue construido para trabajadores de Gas del Estado.



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 DONDE HABITA EL OLVIDO.

"Nostalgia de las cosas que han pasado".
 Homero Manzi, tango Sur




Chelforó: nostalgias de lo que fue un barrio de lujo.

Es un barrio. Casi un pueblo entero que, entre los años 50 y 60, fue construido para albergar a familias y trabajadores de Gas del Estado. Tras la privatización de la empresa, el lugar cayó en el abandono. Los edificios se mantienen en pie, pero ya no tiene el brillo y lujo de otros años producto del vandalismo y el robo.
FOTOS: NÉSTOR SALAS.
Está a casi un kilómetro de Chelforó, al norte de la Ruta 22. Allí vivían alrededor de unas 200 personas que trabajaban en Gas del Estado. El lugar estaba lleno de vida. Hoy, aun en un total estado de abandono, se nota la calidad de su construcción y las comodidades que tenían aquellos habitantes.
Las calles estaban asfaltadas y con cordón cuneta, las casas son de dos y tres habitaciones, contaba con escuela, sala de atención médica, proveeduría, cine, pileta de natación, sector de administración, talleres, depósitos, canchas de fútbol, de tenis y de bochas. Todo estaba unido con veredas de mosaicos y piedras laja.
Las 47 casas se distribuyeron en tres líneas paralelas a la ruta, a las que se sumaba una gamela en la que vivían otras 30 personas que cumplían sus funciones en la empresa estatal.
FOTOS: NÉSTOR SALAS.
Hoy sólo dos personas trabajan en el lugar que pertenece a la empresa Cerezas de Argentina. No viven allí, y sólo se ocupan de tratar de mantener el predio libre de malezas y de vándalos.
Al lugar se accedía por un camino pavimentado sinuoso, y lo primero con lo que se topaba quien iba hasta este barrio era el sector de administración, los talleres y depósitos. Pocos metros más adelante una garita de vigilancia y dos barreras permitían tener un control de quien ingresaba y salía. Una gran rotonda en torno a una plaza con un mástil permitía acceder al sector de viviendas.
Un lugar para vivir.
No hacía falta salir del predio para vivir con comodidad porque el lugar contaba con todos los servicios. Las compras de los alimentos diarios se podía hacer en la proveeduría ubicada sobre la calle central. Los hijos de las familias tampoco tenían que salir, porque había una escuela con solo dos aulas, y en caso de necesitar atención médica, a sólo unos pocos pasos se encontraba la sala de atención médica.
Tampoco era necesario salir del lugar los fines de semana, porque la sala de cine funcionaba a pleno, y el predio para deportes permitía la práctica de distintas actividades.
Una cancha de tenis que hoy sólo conserva algunos pocos metros de polvo de ladrillo, la cancha de fútbol está cubierta de yuyos y sólo tres postes de iluminación permanecen de pie, mientras que se conserva las cabeceras de la cancha de bochas. Algunas parrilleras, mesas y bancos completaban el espacio para la recreación.
Incluso durante el verano se podía disfrutar del lugar con la pileta que contaba con sector de vestuario con duchas, un trampolín y un tobogán, y además una pileta de poca profundidad para los más chicos.
"Era todo un lujo este lugar" comentó un vecino de Chelforó que hoy ronda los 50 años y desde siempre vivió en el lugar, creció yendo a la escuela en ese barrio, y más tarde trabajó en lugar. "Todo estaba siempre verde, en todo el predio habían plantado pinos y había césped, era constante el movimiento de personas", agregó.
El predio contaba con su propia cisterna para la provisión de agua potable, y en uno de los edificios del área de talleres se encontraba la estación transformadora a través de la cual se distribuía la energía eléctrica a todo el predio mediante un sistema de cableado subterráneo.
Por supuesto que además todo el lugar contaba con gas natural para calefaccionar las viviendas durante los meses invernales y para uso cotidiano.
Sobre la calle central que se dividía en dos en el sector de viviendas, además había una plaza de juegos para chicos, que aún hoy conserva algunas estructuras de lo que anteriormente fueron juegos infantiles. 
FOTOS: NÉSTOR SALAS
Proyectos para reflotarlo.
Aunque el actual estado es de total abandono, este barrio nunca pasó inadvertido y hasta hubo algunas propuestas durante el gobierno del radical Horacio Massaccesi, para utilizar este predio para un centro de contención destinados a jóvenes.
Gas del Estado ya había sido privatizada y en el lugar prácticamente no vivía nadie, cuando desde la provincia se propuso aprovechar el lugar para usarlo como un centro de contención para jóvenes en situación de riesgo, aunque el proyecto nunca prosperó.
Más tarde con la venta a una empresa privada del predio y los campos que lo circundan, también se pensó en la posibilidad de aprovechar el lugar, en principio con la recuperación de tres viviendas para personal que trabaje en el lugar, aunque hasta el momento nada ha ocurrido.
Sólo dos personas trabajan en el lugar, realizando tareas de desmalezamiento, cortando los pinos que por estar secos han caído al suelo.
"Realmente es una pena que algo que en su momento fue un motor para la vida de esta localidad hoy esté abandonado" comentó otro poblador de Chelforó, porque la caída de este lugar no solo afectó a las familias que allí vivían, sino también fue un duro golpe para esta localidad, donde hoy sólo vive menos de medio centenar de personas. 

Privatización y caída.

La historia de este lugar comenzó a cambiar a partir de que se definió la privatización de las empresas que estaban en manos del Estado. A partir de la década del 90, las familias comenzaron a dejar el lugar, muchos porque al ser privatizada Gas del Estado, recibieron su indemnización y se fueron a vivir a otras ciudades, algunos pocos se trasladaron al casco urbano de Chelforó.
El lugar quedó en manos de la empresa Transportadora Gas del Sur (TGS), y el barrio quedó abandonado. Luego esta empresa dejó el lugar, y el predio fue el virtualmente saqueado. Los vidrios de todos los lugares fueron rotos, se llevaron persianas, puertas, ventanas, estufas, grifos, incluso hasta los pisos de parqué de las casas fue levantado.
Del edificio que alguna vez fue la escuela solo quedan los pizarrones pintados en las paredes, en la sala de atención médicas, radiografías y estudios clínicos están esparcidos en el piso, en la proveeduría, sólo quedan los mostradores.
Los pinos en su mayoría están secos, en el cine no quedó absolutamente nada más que algunos pocos vidrios que estaban pintados de negro, y en los talleres ni las fosas se mantienen intactas. 


FUENTE DE INFORMACIÓN:
Nota publicada en el Diario "Río Negro" (edición Nro. 23288), domingo 9 de junio de 2013, 
Cobertura periodística: Pablo Accinelli. 
Imágenes: Néstor Salas de Villa Regina.
Otras fotos: Internet.

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