domingo, 30 de septiembre de 2012

¿Qué se mueve en el Invap?

En el interior de la más exitosa empresa de tecnología del Estado.
¿Qué se mueve en el Invap?
Nota publicada en el suplemento económico del Diario "Río Negro", 30 de septiembre de 2012.
Las imágenes pertenecen a la misma nota.
 
"Río Negro" estuvo en el Invap, que transcurre por el mejor momento de su historia como empresa. Su facturación en los últimos dos años alcanzó los 1.000 millones de pesos y tiene cerca de 1.000 trabajadores, la gran mayoría altamente especializada. Su estilo de trabajo, flexible y responsable, le ha permitido alcanzar los niveles de calidad más altos del planeta. Es así que hoy mantiene aceitados vínculos con la NASA y gobiernos de otros países para el desarrollo de satélites y reactores nucleares. Su nuevo proyecto es la ingeniería de la telefonía celular 3G, una aventura millonaria en la que acompañarán al gobierno de Cristina Fernández.
En una escena que se repite todos los mediodías, cientos de jóvenes almuerzan y charlan a todo volumen en el comedor del Invap. El promedio de edad de esta empresa estatal rionegrina anda por los 37 años. Es posible entonces encontrarse de frente con una colección de pibes de pelos largos y ondulados (estilo "porra") escuchando música desde sus iPod o inmersos en un chateo con sus computadoras personales. La imagen del científico huraño, oculto tras montañas de archivos de papel, ha quedado muy atrás.
En el Invap básicamente no son necesarios los horarios porque todos, y eso incluye a todos, trabajan muchas horas por propia decisión. "Si alguien no está al mismo nivel que el resto, el grupo al que pertenece lo siente y se perjudican, los profesionales tienen muy claro que lo que hacemos aquí es trabajo en equipo", le dice a "Río Negro" Héctor Otheguy, gerente general de Invap.
Para el visitante, el lugar puede ser también la concreción de un sueño infantil. Mientras los cronistas avanzan por los pasillos Tulio Calderón, vicepresidente, menciona como al pasar los proyectos en marcha. "Acá estamos desarrollando las partes de un satélite", dice en un momento. "Aquí las antenas de la red nacional", agrega en otro. Y sí, ahí están, cual un filme de ciencia ficción.
El ritmo es la clave. La piedra basal de esta maquinaria científica. La empresa firma millonarios contratos que estipulan plazos y resultados. En los dos últimos años su facturación total se aproximó a los 1.000 millones de pesos. Sus beneficios son mucho menores, en el último ejercicio fue de 30 millones de pesos y se invirtieron íntegramente en la estructura.
La empresa transcurre por los mejores años de su historia y no es casual. Por un lado, el mercado de la tecnología y las comunicaciones se encuentra hambriento de los productos que aquí se pueden concretar y, por otro, el gobierno primero de Néstor Kirchner y después el de su esposa Cristina Fernández han dado un fuerte apoyo al área tecnológica en general y al Invap en particular.
En las oficinas donde se toman las decisiones ninguno confiesa ser peronista o kirchnerista, pero la relación con un gobierno nacional nunca ha sido mejor. "Nosotros no recibimos dinero del gobierno, recibimos trabajo", subraya Otheguy, quien confiesa su pasado radical y no duda en defender la gestión K.
Otheguy hace referencia al hecho de que el gobierno le ha entregado en los últimos 10 años proyectos de gran envergadura, largo aliento y amplio presupuesto. Los más importantes son el desarrollo del sistema nacional de radares de control y vigilancia, el Plan de Energía Nuclear en sus dos vertientes, la nacional y la de exportación, y la producción de satélites de comunicaciones y mapeo. El Plan Satelital argentino es ambicioso y el Invap tiene mucho que ver en esto. Días atrás el ministro de Planificación, Julio De Vido, dijo que la empresa estatal Arsat cuenta con tres proyectos de satélites, los que serán construidos por Invap, con una inversión de 2.500 millones de pesos. Los aparatos estarán en órbita durante el 2013, 2014 y 2015.
Un tercer proyecto podría caer en los próximos días en manos de la empresa: el diseño de la ingeniería para el mercado celular 3G. "No hay nada oficial, para nosotros es una noticia pero no estamos involucrados", aseguran sus directivos, aunque se da por descontado que estarán comprometidos en el proyecto del gobierno que se quedó con el 25% de las frecuencias de servicios de comunicaciones personales y radiocomunicaciones móvil celular a través de Arsat.
Es irónico que la última vez que la empresa de tecnología vivió una época de vacas flacas fue durante la presidencia de otro peronista, Carlos Menem. "Entonces se cortó todo", relatan los directivos con cierta angustia en la mirada. Hoy conjugan ese pasado triste y famélico con un frenético ritmo de trabajo que los hace ir hasta el límite de sus posibilidades estructurales. En la actualidad el Invap tiene 950 empleados, 600 de los cuales trabajan en los edificios ubicados en Bariloche. La mitad de ellos son ingenieros y técnicos especializados, pero necesitan más. "Nos cuesta encontrar recurso humano, ingenieros es lo que menos abunda y estamos en plena etapa de expansión", cuenta Calderón.
Invap es el reverso de lo que se espera de una empresa estatal. Sus directores están convencidos de que la figura y las directrices de su gran impulsor, el doctor Conrado F. Varotto, hoy ya fuera de la organización y radicado en Buenos Aires, han sido fundamentales para su supervivencia. "Él impuso un estilo y nosotros lo hemos seguido. Es una organización basada en la confianza. Acá nadie anda persiguiendo o vigilando al otro, todos confiamos en que cada uno va a dar lo mejor de sí. Por ahí alguno de los vicepresidentes tuvo que viajar al exterior y yo ni me entero hasta cuando está en viaje o a su vuelta. Todo se hace de un modo práctico y efectivo", explica Otheguy, consciente de que este funcionamiento es imposible de transpolar a otra entidad estatal. De hecho, existen pocas empresas privadas que aceptarían un organigrama tan flexible.
Otra de las características salientes del Invap es su natural economía doméstica. Por una cuestión de principios, los directivos no adquieren autos de alta gama y almuerzan junto con el resto del personal en el comedor comunitario, que ofrece un menú saludable a precio de costo. "Sería una falta de respeto para los demás, uno debe dar el ejemplo, acá están en juego el trabajo y la vocación por hacer algo de altísimo nivel, no quién tiene el auto más caro", dice Otheguy.
Cuando fue a concurso por el reactor nuclear en Australia, los involucrados en el proyecto se dieron cuenta de que se necesitarían alrededor de 1.000 viajes en avión durante todo el proceso de construcción. Si se realizaban en Clase Turista en lugar de Business, el costo general bajaría alrededor de 4 millones de dólares. De manera que decidieron hacerlos en asientos económicos. "Ésa fue la diferencia en el presupuesto que nos permitió ganar la licitación", cuentan con orgullo.
 
 
 
El Centro Atómico Bariloche, creado en 1955, el Instituto de Física posterior Balseiro y el Invap han estado estrechamente vinculados a lo largo de la historia de la ciencia nacional. Todos son productos del sueño de su propia época y hoy mantienen una relación cordial pero no necesariamente vinculante. Aunque sí responden de un modo u otro a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Entre principios de los 60 y los 70 la Argentina protagonizó un importante desarrollo en materia científica. En 1976 nació el Invap S E, en asociación con la provincia de Río Negro.
El Invap es la prueba indiscutible de la capacidad e inteligencia de los científicos argentinos. Su crecimiento, en alguna manera, ha ido a contramano de las tendencias internacionales en lo que a ciencia práctica se refiere. Mientras los países del Primer Mundo monopolizan el mercado del saber, el Invap ha sabido insertarse en los nuevos mercados, ofreciendo alta eficiencia y presupuestos accesibles. Una verdadera lección de negocios.
La participación del Invap ha sido destacada en materia nuclear. A partir de la construcción del reactor experimental RA-6, en Bariloche, la empresa concretó una notable serie de proyectos de envergadura. El éxito en los mismos la llevó a convertirse en un referente del área. Diseñó y construyó reactores nucleares en Perú, Argelia, Egipto y Australia.
A partir de los 90 incursionó en la industria aeroespacial con el diseño y construcción de satélites y radares. Su calidad ha sido reconocida por la NASA, con la que concretó y tiene proyectos en común.
Como el satélite en órbita SAC-D/Aquarius, diseñado y construido por Invap para la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y la NASA de los Estados Unidos.
En el marco del Programa de Construcción y Diseño Espacial, impulsado por la Conae, ha construido una serie de satélites de la línea SAC (Satélite de Aplicaciones Científicas). Las nuevas participaciones del Invap incluyen más proyectos vinculados con la energía nuclear, comunicaciones y televisión digital. En el 2010 la empresa fue contratada por AR-SAT/MINPLAN para desarrollar la ingeniería conceptual y la puesta en marcha de los distintos equipos que integran el Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre. En junio del 2012 ya se había inaugurado más de 50 plantas transmisoras en distintos puntos del país
El negocio de la telefonía ya tiene un nuevo jugador: el Estado se quedará con el 25 de las frecuencias de la red 3G para telefonía móvil. De cómo incidirá en el mercado este flamante ingreso, las opiniones dentro del Invap son divergentes. Algunos de sus especialistas aseguran que ese porcentaje, tomando en cuenta los altos costos operativos y estructurales, no es suficiente para mover la aguja tarifaria. Otros en cambio dicen que alcanza y que el Estado podría venir a imponer sus reglas y a desarrollar un papel preponderante en materia de tarifas. "Es un negocio complejo, requiere de mucha estructura, mucho laburo previo y después estás atado a un costo fijo que no es mejor", dice un ingeniero. Otro lo retruca "una vez que esté andando, sí, puede ser un buen negocio para el Estado, porque hecha la inversión tu relación costo beneficio es muy amplia". Dos miradas. Lo cierto es que el Invap recibió el llamado, aunque lo nieguen oficialmente, y se encargarán de la ingeniería del ambicioso proyecto. Aún no están los números pero, por seguro, no serán decenas de millones sino cientos.

 

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