Villa Regina apuesta a ser un polo turístico y gastronómico:
la visión del intendente Luis Albrieu.
A 101 años de su fundación, la ciudad encara una nueva etapa
con foco en la diversificación económica, la recuperación financiera y el
impulso al turismo y la gastronomía como motores de crecimiento y empleo.
Villa Regina llega a los 101 años con un diagnóstico y una
apuesta de futuro: diversificar la economía sin renunciar a su ADN productivo.
El intendente Luis Albrieu se lo resume a Diario RÍO NEGRO en una ecuación
sencilla pero ambiciosa: turismo + gastronomía + conocimiento.
La idea no se limita a sumar visitantes o abrir nuevos
locales; apunta a cambiar la matriz de la ciudad, apoyándose en la barda como
paisaje-imán, en el río y la isla como activos regionales, y en una base
académica que hoy distingue a Regina en el mapa provincial.
El punto de partida fue ordenar las finanzas. Según Albrieu,
el municipio recuperó alrededor de $2.000 millones en deudas, mejoró la
cobrabilidad de tasas del 30% al 50% y, con planes y regularizaciones, la llevó
a la franja del 60/62%. En paralelo, ejecutó un redimensionamiento de planta
que redujo el personal de 540 a 380 agentes, un paso “duro pero necesario” para
que el gasto en salarios dejara de consumir el 95% de los ingresos y se
estabilizara cerca del 50%, liberando recursos para obras y servicios.
Ese giro financiero se tradujo en mejoras: bacheo,
mantenimiento, riego, corte de césped, espacios públicos cuidados. El
intendente vincula esa “mejora de servicios” con un cambio cultural en la
relación con los contribuyentes. “Cuando la ciudad ve obra y respuesta, paga”,
repite. El
La barda es el eje territorial de ese salto. En la calle Los
Nogales se ejecutó 1 km de pavimento, veredas, parquización e iluminación, una
inversión que el Ejecutivo estima en torno a $1.500 millones y que transformó
el uso social del área. “La Barda se encendió: de noche es el nuevo centro de
Regina”, describe el jefe comunal.
La visión turística de Regina no compite con la
fruticultura, la reconoce y la complementa. El municipio asume que la
dependencia de la fruta condiciona el ciclo económico —“si la fruta no va bien,
el invierno es largo”— y, por eso, empuja nuevas fuentes de actividad con
barrera de entrada municipal baja: senderos, miradores, iluminación, seguridad,
señalética, eventos de fin de semana y experiencias de cercanía para la ciudad
lineal que se mueve entre Choele Choel y Neuquén.
Ahí, Regina busca su nicho regional: salidas cortas, paisaje
accesible e identidad local.
Sobre esa base territorial se monta el segundo pilar: el
polo gastronómico-educativo. Regina concentra dos universidades vinculadas a
alimentos, el Ciati y una masa crítica académica única en la región. La apuesta
es articular formación de excelencia, emprendimientos y servicio, para que los
estudiantes se formen, emprendan y se queden.
“Si trabajamos bien, en 10 o 15 años Regina puede ser
referencia nacional en desarrollo gastronómico”, proyecta el intendente, que ya
explora proyectos con el sistema universitario y reglas claras para facilitar
inversiones privadas en el rubro.
El derrame de obras energéticas del oleoducto VMOS de los
últimos meses dejó una experiencia: alquileres, corralones, ferreterías,
gastronomía y comercio sintieron el impacto. Aunque varias de esas obras ya
finalizaron, el municipio mantiene gestiones ante nuevos proyectos —en agenda,
reuniones por el gasoducto—, con una lectura pragmática: aprovechar cada ola
pero no depender solo de ella. En paralelo, el Ejecutivo mira el agroturismo y
promueve ordenanzas para activar tierras ociosas con producción de verduras
locales y criterios de agroecología, como ya ocurre en otras zonas del Valle
Medio.
Si trabajamos bien, en 10 o 15 años Regina puede ser
referencia nacional en desarrollo gastronómico».
En el tablero político, la provincia aparece como socio
clave: “Sin el apoyo provincial hubiera sido muy difícil revertir la situación
inicial”, admite el intendente, que contabiliza aportes y obras por unos $2.000
millones en este período —en paralelo a $4.000 millones municipales—, con foco
en infraestructura urbana y saneamiento. Ese tándem es el que el Ejecutivo
local pretende profundizar para sostener la agenda de calles, servicios y activación
económica.
La hoja de ruta municipal se define en: solidez fiscal,
obras de cercanía, activación de la Barda, servicios estabilizados,
instituciones fuertes y vinculación académica para mover la aguja del empleo y
la calidad de vida.
Turismo y gastronomía son dos políticas con costos de
entrada razonables, alto componente identitario y capacidad de traccionar
inversión privada si el sector público se ocupa de abrir camino.
Albrieu lo plantea
como un compromiso de mediano plazo: “Entre el turismo y la gastronomía
está el futuro de Regina: trabajo local, identidad y conocimiento”.
Del orden financiero al diseño de ciudad, de la barda
iluminada a las aulas y cocinas, Regina ensaya un modelo propio para su segundo
siglo: crecer sin perderse, innovar sin olvidar de dónde viene y hacer de su
paisaje y su saber hacer la plataforma de lo que viene.
Agenda de obras para el 2026.
Para el próximo año se prioriza barrios y servicios. El plan
vial prevé repavimentar 50 cuadras —25 hasta marzo y otras 25 entre primavera y
verano—, sostener el bacheo y mejorar calzadas con ripio donde corresponda. En
servicios, la transición a ARSA alivió un déficit municipal cercano a $2.000
millones anuales en agua y cloacas, y permite estabilizar la prestación.
El municipio, a la vez, ejecuta cloacas para más de 600 lotes y planifica extensiones de gas en barrios que aún no cuentan con ese servicio.
La planificación urbana avanza con ritmo pausado y ordenado.
Regina no enfrenta hoy explosiones demográficas como otras localidades del Alto
Valle; eso, sostiene Albrieu, habilita decisiones más cuidadosas para no
avanzar sobre áreas productivas y para equilibrar el crecimiento entre loteos
sociales del suroeste y desarrollos hacia el este.
El parque industrial mixto —estatal-privado— quedó chico, y
el contexto nacional no favorece nuevos financiamientos públicos para ampliar;
aun así, el municipio mantiene carpetas para activar cuando cambien las
condiciones.
La trama institucional es otro activo. Clubes, ONG, centros
comunitarios y asociaciones sostienen una presencia histórica en el tejido
reginense. El municipio remodeló varios centros comunitarios y proyecta
intensificar en 2025 la oferta social, deportiva y cultural en los barrios, con
una consigna: presencia estatal cotidiana, no solo por obras.
En esa línea, la relación con los trabajadores municipales
atraviesa un buen momento, con cumplimientos salariales, entrega de
indumentaria y un sistema de anticipos que da oxígeno en meses complejos.
Publicado en Diario Río Negro.
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