Desde el municipio alertaron sobre esta práctica, habitual
entre los cursos de último año de secundaria. Anunciaron operativos junto a la
policía.
Luego del caso de un chico intoxicado por alcohol y un
profesor herido durante los festejos del último primer día de clases (UPD) en
Neuquén, la preocupación se extendió por la región. Desde el municipio de Roca
comunicaron que intensificarán los controles para evitar incidentes. Además
desde Regina aunciaron que habrá mayor presencia policial.
Último Primer Día de clases: qué es y cuáles son las
recomendaciones para las familias y las escuelas
El último primer día (UPD) es un ritual entre los
adolescentes que comienzan el último año de secundaria. La tradición se
focaliza, principalmente, en el consumo de alcohol la noche anterior al
comienzo del ciclo lectivo. Esta es una de las preocupaciones que genera entre
los padres.
«El consumo excesivo de alcohol y falta de descanso acorde
debido a que dicha celebración de extiende hasta el horario de ingreso al
colegio, son las mayores preocupaciones«, detallaron desde el Ejecutivo local
en un comunicado.
En Río Negro, el inicio de clases está previsto para el
próximo 11 de marzo. En la previa al retorno escolar, en Roca recomiendan que
«ante cualquier contingencia o emergencia que pueda afectar una vida, llamar al
911».
«Asimismo, se informa que a través del Municipio y la
Policía de Río Negro, se implementarán los controles pertinentes a la
prevención», agregaron. Las autoridades también solicitaron a los padres y
tutores tomar medidas al respecto.
Es por ello que Diario RÍO NEGRO se comunicó con diferentes
comisarías de Roca y Regina donde informaron que desde ayer reforzaron las
guardias de la noche. «Acordamos con la Municipalidad tener personal para
acudir a determinados lugares», informaron desde la policía.
Esta situación nos lleva a reflexionar acerca de las
motivaciones de este tipo de consumo y nos invita a encontrar la forma de
trabajar de manera conjunta entre adultos y adolescentes para poder generar una
práctica saludable que no se contraponga con lo que desean los jóvenes, y al
mismo tiempo genere hábitos de cuidado entre pares.
El último primer día de clases como ritual representa una preocupación para los adultos ya que se encuentra atravesado centralmente por un consumo excesivo de alcohol la noche anterior. Es importante preguntarnos cómo se llega a este día, qué hay en el “antes” que podamos pensar y trabajar con relación a estrategias colectivas de cuidado con las y los jóvenes, es parte de la tarea que como instituciones y adultos debemos darnos.
¿Cuál es la relación entre el consumo de alcohol y la cultura social? Como primera respuesta, diremos que no existe una cultura del consumo diferenciada de una cultura social. Las formas del consumo en nuestra sociedad tienen que ver con un proceso cultural que es histórico y el consumo de bebidas alcohólicas no escapa a esta regla: lo que tomamos y la forma en que tomamos es algo que fuimos construyendo social e históricamente. Así llegamos a la actualidad donde el alcohol, en tanto droga legal, es la que más se consume.
En nuestra cultura el alcohol está incorporado socialmente
como parte insustituible en situaciones de encuentro o festejo. El brindis con
bebidas alcohólicas es parte del ritual en las celebraciones familiares.
Asimismo, el vino y la cerveza fueron adoptados como acompañamiento de las
comidas. Estas formas de consumo están tan incorporadas a nuestras costumbres y
hábitos cotidianos que hacen que resulte difícil advertir cuándo el consumo se
torna problemático.
La naturalización del consumo de alcohol en nuestra sociedad
hace que se vuelva muy difícil considerarlo como una droga y advertir lo
peligroso que resulta para la salud. Por eso, es importante compartir con las y
los adolescentes información científicamente validada, actualizada y acorde.
Todo consumo de alcohol en menores de 18 años se considera un consumo de
riesgo.
Es decir, no existe un nivel de consumo de alcohol que se
considere “saludable” o libre de riesgos, porque el cuerpo está en crecimiento
y es más vulnerable a los efectos: perturba la atención y concentración, baja
la capacidad física y aumenta el riesgo de lesiones en la práctica de deportes.
Las y los adolescentes instalaron el Último Primer Día dentro de la escuela,
también como un modo de desafiar la autoridad y los límites
institucionalizados.
Recomendaciones para el último primer día de clases
– Pensar y problematizar desde la escuela el rol de los
adultos en estos eventos: trabajar articuladamente con las familias y adultos
de la comunidad para generar acuerdos y prácticas de contención y cuidado para
este evento. Se trata de alojar y contener a las y los jóvenes y no de dejarlos
solas/os.
– Tener en cuenta el lugar que ocupan los rituales y las
celebraciones en las juventudes y en la sociedad en general. Hablamos aquí de
caracterizar estas prácticas, problematizarlas y promover prácticas más
saludables y no de anularlas o prohibirlas. En este sentido, es importante incluir
a toda la comunidad educativa, en el desarrollo de estrategias preventivas y de
cuidado.
– Diseñar anticipadamente desde la escuela propuestas para
este evento e incluirlas en la planificación anual de la institución. Puede
trabajarse aquí sobre los acuerdos institucionales de convivencia construidos
conjuntamente entre toda la comunidad educativa, de modo que se reafirme la
responsabilidad colectiva en torno a las prácticas de cuidado para este día.
– Brindar información científicamente validada, actualizada
y acorde a fin de problematizar el consumo de alcohol y sus consecuencias
físicas y sociales.
– Trabajar y promover, desde la escuela, prácticas de
cuidado entre pares de manera transversal. Y comenzar a pensar los festejos del
Último Primer Día desde el año anterior en conjunto con las y los estudiantes.
– Potenciar los espacios de participación que las y los
jóvenes ya tienen en la institución escolar (por ejemplo, el Centro de
Estudiantes), incluyéndolos en la planificación y armado de este día (horario
de ingreso, permanencia en la escuela, actividades, etc.).
– En el caso de aquellas y aquellos estudiantes que no
puedan sostener la jornada ese día en la escuela, puede acordarse que no
asistan, pero que las familias, las escuelas y la sociedad trabajen en
articulación para garantizar los cuidados de esas y esos jóvenes. Y que, luego,
se pueda reflexionar sobre estas situaciones en el ámbito escolar.
– Buscar que las medidas que se tomen desde la escuela no
sean únicamente prohibitivas o sancionatorias. Es importante que esto sea
tomado como un hecho pedagógico y poder trabajarlo con las y los adolescentes
para reflexionar críticamente sobre estas prácticas.
Publicado en Diario Río Negro.
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