domingo, 13 de noviembre de 2016

Manzana: otra década perdida en el Valle. En sólo diez años las exportaciones hacia ultramar se desplomaron 80%. Se dejaron de embarcar más de 150.000 toneladas. Brasil muestra la misma tendencia.

La fruticultura regional fue diseñada para canalizar la mayor parte de su oferta hacia los mercados externos. Esa era el sueño de los primeros grandes productores cuando se dieron cuenta del potencial que presentaban las tierras del Valle.
Europa, ciertos países de Asia y América del Norte son en la actualidad de los destinos más cotizados en el comercio global. Existe en ellos alta seguridad de cobro, buenos valores finales y previsibilidad en la relación con el importador. Pero todos estos beneficios tienen su contraparte: una demanda muy estricta en relación a la calidad de producto que adquieren.
En los últimos diez años el Valle de Río Negro y Neuquén ha perdido con la manzana sensibles espacios en estos destinos. La estadística, en este sentido, es impiadosa: en 2007 hacia los mercados de ultramar se exportaron 41.000 toneladas de esta especie, contra las 196.000 embarcadas durante la temporada 2007.
¿Cómo es posible que un país pierda mercados por 155.000 toneladas de manzana en sólo 10 años? No existen antecedentes sobre este tipo de estadística. Se puede llegar a atribuir tal desastre a alguna catástrofe específica: un terremoto, una guerra, o la desidia de un plan económico. Mucho de la realidad de la manzana del Valle tiene que ver con este último punto.
Este volumen de fruta que se dejó de vender representa alrededor de 120 millones de dólares.
En la década que pasó innumerables fueron los acontecimientos mundiales que afectaron el desarrollo comercial de este tipo de producto. Pero en general, todos mostraron indicadores positivos tanto desde el punto de vista productivo como el comercial.
Los datos del departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) dan cuenta que en 2007 la producción mundial de manzanas totalizó 52,1 millones de toneladas mientras que en este año se ubicó en las 76,9 millones, lo que refleja un crecimiento del 47%. Las exportaciones para este mismo producto pasaron de 4,4 millones a algo más de 6,3 millones de toneladas, reflejando un salto del 43%. Otra variable que aporta en este análisis puede ser la importación mundial que pasó del 4,6 millones a 5,9 millones de toneladas, con un incremento del 30% en la década.
Es decir, mientras el comercio mundial de manzanas se disparó en estos últimos diez años, el Valle no sólo no se subió a este tren sino que mostró una brutal caída sobre todos sus indicadores tanto productivos como comerciales. Los mercados de ultramar, no quedaron ajenos a este contexto.
Brasil, misma tendencia
Si los números que muestran las exportaciones hacia los mercados de ultramar son poco menos que desalentadores, la estadística comercial con Brasil, principal destino de la oferta exportable de pomáceas del Valle, no es muy distinta.
Según cifras dadas a conocer por el Senasa, en 2007 las colocaciones de manzanas argentinas hacia este importante destino habían totalizado las 58.000 toneladas. Faltando un mes, las proyecciones para el cierre de este año muestran que las ventas podrán tocar un techo de 23.000 toneladas. Es decir, muestran una caída del 60% en la década. En valores absolutos, se dejaron de vender 35.000 toneladas de manzanas en Brasil durante el período bajo análisis.
Todos estos números muestran que la crisis del Valle tiene su génesis en variables locales y poco tiene que ver el contexto internacional.
Datos clave
44%
fue la suba registrada por las exportaciones mundiales de manzana en la década.
80%
fue la caída de ventas externas argentinas hacia ultramar en ese mismo período.

El volumen de manzana que dejó de vender el Valle de Río Negro y Neuquén hacia ultramar representa alrededor de 120 millones de dólares.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 13/11/2016.

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