Hacienda Martínez, un legado que perdura a través de las generaciones.
Yanina Martínez, propietaria de la empresa frutícola, cuenta
cuáles son los nuevos servicios y productos pensados para mantener la tradición
familiar.
La historia de la fruticultura en la región se afianzó a
partir del duro trabajo que desarrollaron los pioneros del Valle, muchos de los
cuales llegaron de países europeos buscando nuevos horizontes.
“Hacienda Martínez” nace de la mano de españoles que
vinieron a instalarse en Ingeniero Huergo y Godoy hace varias décadas atrás.
La propietaria de Hacienda Martínez, Yanina Martínez,
recuerda hoy a sus bisabuelos a través de fotografías en los que aparecen con
valijas gastadas, zapatos vencidos y los ojos llenos de esperanza. Era el
primer paso de un gran legado frutícola que se mantiene y crece en la
actualidad.
Esa labor constante en las chacras se mantuvo a través de
las distintas generaciones hasta que “en el 2011 mi padre, Raúl Martínez, dio
un paso muy significativo: repartió lo que había construido para que cada uno
de sus tres hijos pudiera tener su propia empresa”, cuenta Yanina.
Hacienda Martínez tiene su principal actividad en el cultivo
de peras y manzanas, en el empaque y la comercialización de fruta fresca. La
firma frutícola exporta hoy el 70% de su producción a Brasil, Italia, Estados
Unidos, México y Rusia. El 30% restante se queda en el mercado interno.
Una nueva actividad en Hacienda Martínez.
Pero más allá de esta actividad neurálgica para la empresa,
se tomó la decisión de abrir y mostrar lo que hacen a través de visitas
guiadas, “un proyecto que me emociona profundamente. Es una manera de agradecer
a mis antepasados, de honrar su coraje, y de mostrar todo lo que se construyó
en este suelo”, expresó la productora a Río Negro Rural.
“Queremos que quienes nos visiten descubran la hacienda,
nuestros equipos de trabajo, los procesos y, por supuesto, la fruta fresca.
Pero también buscamos que se lleven una experiencia: que vean que detrás de
cada manzana y de cada pera hay mucho trabajo, constancia y un legado que sigue
latiendo”, definió Martínez.
Pero el proyecto de visitas guiadas a la chacra no es lo
único que la empresa tiene dentro de sus planes para este año.
Testaruda, la sidra que agrega valor a la producción
primaria.
“En este momento estamos desarrollando nuestra sidra
artesanal Testaruda, que saldrá al mercado en diciembre. Y también estamos
proyectando trabajar con Geoda, una parte de nuestra propiedad destinada a
elaborar productos derivados de la fruta fresca, agregando valor y nuevas
oportunidades”, comentó la entrevistada.
«Queremos que cada sorbo cuente una historia: la de una
familia testaruda que nunca dejó de soñar».Yanina Martínez, de Hacienda
Martínez.
Testaruda está pensada “como un homenaje a la tierra y al
trabajo de nuestra familia. Es artesanal, nace de nuestras propias manzanas y
busca conservar la esencia auténtica de la fruta. Queremos que cada sorbo
cuente una historia: la de una familia testaruda que nunca dejó de soñar”.
Yanina Martínez dijo finalmente que “mostrar nuestra
Hacienda y contar su historia no es solo abrir nuestras puertas: es continuar
el legado que comenzó con mis bisabuelos, siguió con mi abuelo, con mi padre y
hoy me toca a mí. Es también abrazar a todas las personas que cada día ponen
sus manos y su corazón en este lugar. Es la manera que compartimos con mi
marido Esteban Cabezas de agradecer a esta tierra generosa y de enseñarle a
nuestras hijas que en cada cosecha florece el amor de quienes trabajaron antes
que nosotros”.
Por Miguel Vergara.
Publicado en RURAL del Diario Río Negro.
20/09/2025.
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