La imagen de la gente en Plaza de Mayo, haciendo cola para recibir un par de manzanas y luego quejándose porque les daban pocas, me recordó un episodio del 2009, cuando el Dakar vino por primera vez a la región. Cuando la moto Nº 4 llegó a la estación del empalme de Ruta 3, una joven con una criatura en brazos se acercó y le preguntó: “¿Qué tenés para la nena?”. El piloto, sin entender, la interrogó con la mirada y ella insistió: “¿Qué tenés para regalarle?”. Tampoco así entendió el corredor, que dio media vuelta y fue al minishop. Los que lo presenciamos, además de no entender, sentimos vergüenza. Como el martes, en Plaza de Mayo.
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