martes, 12 de enero de 2016

La nueva autovía de la 22 no tiene quien la cuide. El primer tramo de la autovía, que va de Chichinales a Godoy, es un muestrario de barreras metálicas rotas. Ninguna empresa se hace cargo del mantenimiento de este tramo de la Ruta 22.

Son 21 kilómetros de muestra. La Ruta 22, entre Chichinales y General Enrique Godoy tiene serias fallas de mantenimiento. Sobre todo en los guarda raíles, que son una exhibición de abollones y roturas.
Lo cierto es que desde la habilitación del primer tramo de la autovía de la Ruta 22 –entre Chichinales y General Enrique Godoy–, nadie se ha hecho cargo hasta el momento de las tareas de mantenimiento.Así, a lo largo de 21 kilómetros, son muchos los problemas que se están presentando sin que tengan ningún tipo de solución.
Aunque en varias oportunidades se intentó obtener precisiones sobre los programas de mantenimiento y conservación de la autovía de la Ruta 22 por parte de autoridades del Distrito XX de Vialidad Nacional con asiento en Viedma, nunca se logró que funcionarios de dicha área respondieran los llamados.
Los jefes comunales de las ciudades que comprenden este primer tramo, tampoco saben qué empresa tiene a su cargo el mantenimiento, por lo que es muy difícil, admiten, encontrar respuestas a sus preguntas sobre el mantenimiento.
Con ese panorama, los riesgos para otros automovilistas están latentes, no solo por el hecho de que quien circula por la Ruta 22 puede sufrir un accidente al chocar contra uno de los guardarraíles abollados, sino que por sufrir un accidente, el mismo puede ser de mayor gravedad al no contar con barreras de contención que cumplan la función de contención.
Los casos más recordados.
La principal falencia está a la vista de todos los conductores que circulan por ese tramo de la ruta: la rotura en los guarda raíles de contención.
La mayoría de ellos fueron dañados en distintos accidentes, pese a lo cual nunca fueron cambiados.
A esto se agrega que en algunos sectores, las barreras metálicas fueron robadas y actualmente en esos puntos solo quedaron los soportes metálicos que los sostenían.
Los problemas se extienden también a otros aspectos que hacen a la seguridad en la circulación de los vehículos por la autovía de la Ruta 22, como por ejemplo la reparación de luminarias en las zonas que cuentan con alumbrado, el borrado de la señalización horizontal, o la rotura de la cinta asfáltica en varios tramos.
Los daños de los guarda raíles son muy visibles a lo largo del todo el trayecto, producto de los golpes que fueron recibiendo en este tiempo, sobre todo por el despiste de vehículos.
Por caso, a poco tiempo de la habilitación oficial de la autovía, en junio del 2011, un camión que circulaba por la ruta desde Chichinales a Villa Regina volcó con un semirremolque térmico cargado con mercadería diversa sobre el guarda rail central de división de los dos carriles a la altura de la curva y contracurva ubicada frente al Club Hípico El Chiripá.
Aunque ese accidente ocurrió hace ya cuatro años, aún es posible ver sobre el sector central de la ruta algunos restos de la carga volcada. Y por supuesto, el guarda raíl que fue destrozado y jamás reemplazado.
Frente al ingreso al kartódromo del Moto Club Reginense, entre Godoy y Villa Regina, otro vehículo impactó contra el guarda raíl que divide la autovía de la Ruta 22 con un tramo de poco más de 1.000 metros de una calle colectora. En ese sector, recién hace unas pocas semanas se cambiaron los guarda raíles dañados y se colocó nueva cartelería de señalización refractaria.
Prácticamente, a lo largo de los 13 kilómetros que separan Villa Regina de Chichinales es posible ver daños sobre los guardarraíles, debido a los choques que provocó el chofer de un camión que escapaba de un control policial sobre la Ruta 22 por conducir en estado de ebriedad. El conductor golpeó a izquierda y derecha provocando abolladuras en la estructura metálica. Tampoco fue reparada en ningún momento.
Entre las falencias que se detectan en el tramo de la autovía de la Ruta 22 entre Chichinales y General Enrique Godoy, figura la rotura del pavimento en distintos sectores, lo que en muchos casos obliga a los automovilistas a realizar maniobras para evitar impactar con los neumáticos en estos huecos.
Uno de los más evidentes se encuentra a metros de la finalización del tramo en proximidades del ingreso este a Godoy, donde hasta hace pocas semanas máquinas de la empresa Vial Agro estuvieron trabajando en la pavimentación del nuevo tramo entre Godoy y Cervantes.
Sobre la mano norte de la autovía, sobre el sector de banquina, el pavimento se hundió y quebró a lo largo de unos cinco metros, dejando además una importante huella que provoca que el vehículo se mueva cuando se pasa por el lugar.
Otro de los puntos donde el pavimento se encuentra con mayor daño, es a la altura de la intersección de la ruta con la calle Pioneros sobre el acceso oeste a Villa Regina. En ese lugar el municipio instaló un semáforo y esto ha incidido principalmente en que las dos manos de circulación sobre el sector sur presenten hundimientos, que desacomodan a los autos que pasan por el lugar.
Una de las cuestiones que a lo largo de estos años ha generado reclamos de los municipios a Vialidad Nacional, ha sido el mantenimiento de las banquinas de la Ruta 22, debido al constante crecimiento de los yuyos, que impiden a los conductores tener buena visibilidad.
Aunque en varias oportunidades se realizaron pedidos para tener certezas sobre qué empresa estaba a cargo de las tareas de mantenimiento y en consecuencia solicitar el desmalezamiento de banquinas, no hubo respuestas, por lo que en algunos casos iniciaron las tareas a su cargo, y en otros esperar que desde Vialidad Nacional dispusieran de la maquinaria necesaria para realizar la tarea.
La última vez que se realizó este tipo de mantenimiento, fue hace tres años. Y se hizo luego de constantes reclamos de los municipios debido a que en muchos de los accesos hacia la ruta, era imposible visualizar la posibilidad de ingreso de vehículos hacia la vía principal.
Pero tras la realización de ese trabajo, no volvió a efectuarse, por lo que lo que el crecimiento de los yuyos fue al ritmo de las lluvias, vientos e intensos calores que se registraron durante los últimos dos años.
Informe de Pablo Accinelli publicado en Diario "Río Negro", 12/1/2016.

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