Emprendedor reginense: “Tengo miedo que me vaya bien”.

Guillermo Cirelli es reginense y un apasionado de la ruta y los viajes. Pertenece a una agrupación de motoqueros. Hace un año atrás le pidió a un amigo herrero que le construya un chasis para cargar una cama de dos plazas con un techo, básicamente. El artesano al principio no entendió el proyecto hasta que por fin crearon lo que vendría a ser la primer mini rodante Williche.

Antes de constituir Williche Mini Rodados, Guillermo solo se dedicaba a su fábrica de aberturas de aluminio. La primera casilla que construyó  artesanalmente fue publicada en Mercado Libre y se vendió en menos de 48 horas. El emprendedor reginense comenta “el mini rodado remplaza a la carpa no a la tradicional casilla”.

Williche es una conjunción del sobrenombre de Guillermo y la palabra mapuche “Huilliche” que significa gente del sur.

Hoy venden tres modelos de mini rodantes. La primera con capacidad para dos personas, otra para cuatro y el último la “Gran Williche” que tiene espacio para cuatro o cinco personas con la particularidad que tiene la altura de una persona. Guillermo comenta que es un “Loft con ruedas”. El primer modelo tiene un costo de $33.000, la segunda vale $42.500 y la Gran Williche que incluye microondas, futon, tiene un valor de $82.000. Cualquiera de ellas se puede pagar con una entrega inicial y seis cuotas.

Actualmente trabajan cuatro empleados en la fábrica de aberturas y dos más en la construcción de los rodantes.  Se realizan dos casillas por mes, para mantener la calidad y para poder hacerlas personalizadas.

“Si yo tuviera una línea de montaje y 6 o 7 empleados haciendo casillas, podría hacer mucha más cantidad pero de menor calidad. Hoy llevamos vendidas 27 Williches. Cuando la gente puede comparar se da cuenta que nuestro producto es superior, eso pasa porque uno prueba el producto y sabe lo que necesita” afirma el emprendedor.

La fabricación de la primera casilla no generó ningún gasto de inversión. Con el tiempo tuvieron que adquirir nuevas herramientas para trabajar la madera y la chapa. Hoy al proyecto se suma un herrero, un carpintero, un tapicero, una diseñadora gráfica y los “chicos” que plotean la marca en los rodados. Las materias primas las compran en el Valle y otras en Buenos Aires.

Hoy los compradores eligen el modelo que ofrece la Williche por el diseño y la estética. Otro aspecto interesante es que las casillas tienen una buena altura, el techo es muy firme, resisten bajas temperaturas gracias a una capa térmica y no se vuelcan con el viento.

Las principales limitaciones que encontró en su nuevo emprendimiento fue la falta de proveedores. Guillermo agrega “los proveedores porteños le venden primero a los suyos y lo que les sobra lo mandan al interior”. “Además hoy se suma un problema más, nos quieren vender pero no hay importaciones. Entonces hay que salir a buscar los materiales”.

Como los mini rodantes son vehículos  que pesan menos de 1000 kilos se considera bienes no registrables. Desde Williche recomiendan asegurarla contra terceros y le agregan por ley en la patente del auto el código “101”.

El desafío para Williche Mini Rodados en un futuro es complicado. Guillermo afirma “tengo miedo que me vaya bien”. “Si a mí hoy me va bien y tengo que sumar seis empleados y después este país entra en recesión, ¿qué hago con la gente?, me lleva toda la ganancia. Seguimos con el proyecto artesanal porque no podemos dar el salto de producir en serie. Lo que buscábamos lo logramos. En 2013 de las cuatro fábricas de casillas fuimos los que más vendimos y los más elogiados. La gente nos comenta que en los campings las personas se toman fotos con la Williche”.”El sueño esta cumplido”.

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