La Kissabel se distingue por su pulpa color rojo. Pero también se destaca su particular sabor, que combina dulzura y acidez.
Serán operaciones con volúmenes reducidos inicialmente, aclaró, dado que se trata de una producción incipiente que alcanza apenas unas diez hectáreas en chacras de Villa Regina y General Roca.
La experiencia con esta novedosa fruta la arrancó Moño Azul hace varios años con una importante inversión.
Sánchez explicó al sitio agrovalle.com.ar que importaron cerca de 30 clones de plantas de distintas subvariedades, y en una labor experimental realizada en convenio con el INTA, quedaron tres prototipos que demostraron haberse adaptado al clima y ofrecieron frutos de mejor calidad en cuanto al color y sabor.
Equilibrio entre acidez y dulzura.
La planta de la Kissabel es igual que el resto de los manzanos. Incluso su fruto tampoco se diferencia mucho de las otras manzanas rojas. Su piel puede variar en tonalidades del rojo oscuro al rojo brillante, pero lo que verdaderamente la hace especial es el color bermejo de su carne.
También el impacto en el paladar la distingue, ya que revela “un sabor intenso” pero “equilibrado entre ácido y dulce”, destacaron desde la firma frutícola. Algunos especialistas que las han probado agregaron que se les siente un gusto final en boca emparentado con frutos rojos.
“Son una opción interesante para quienes buscan una experiencia diferente al comer manzanas”, resaltaron desde la compañía.
Proyecto internacional.
Este nuevo producto frutícola comenzó a experimentarse hace algunos años a través de un consorcio internacional que otorga autorizaciones a emprendedores de distintas partes del mundo para que continúen su desarrollo.
Sánchez indicó que ya se puso en marcha en Estados Unidos, Italia, Chile, España y Nueva Zelanda, entre otros países. En Argentina la licencia fue otorgada solo a Muño Azul.
Publicado en Diario LA MAÑANA DE CIPOLLETTI.
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